Cuando el jueves 16 de agosto Danilo Medina o Hipólito Mejía asuma la Presidencia de la República, estará recibiendo una economía con sus síntomas vitales fuertes, pero con ciertas debilidades que la hacen frágil. Con un ambiente de estabilidad macroeconómica reconocida local e internacionalmente, la situación no está libre de amenaza de deterioro. Un presupuesto deficitario en su origen y con ingresos que se materializan por debajo de las proyecciones, hacen de la situación fiscal un área de preocupación.
El panorana
Las expectativas creadas son que a partir del segundo semestre la economía se mueva a menor velocidad. No hay cifras oficiales de la ejecución presupuestaria de los primeros meses del año, pero se especula que el gasto público se disparó en los primeros cinco meses.
El Gobierno optó por dejar caer el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) faltando dos revisiones por aprobar y US$500 millones por recibir del financiamiento acordado, en una decisión que se asocia con un deseo de tener “libertad” de gasto en los primeros meses del año, los que coinciden con el período de la campaña electoral.
Existe, sin embargo, la creencia generalizada de que el próximo gobierno tendrá que acudir al FMI a negociar un acuerdo que le permita una dotación de recursos y le abra la puerta para financiamientos contratados con organismos internacionales. También para que la economía mantenga, ante los ojos de inversionistas extranjeros, la calificación de clima atractivo para los capitales foráneos.
Los dos candidatos que tienen las mayores posibilidades de ser electos han dicho que pactarán con el FMI, aunque en diferentes modalidades. Danilo Medina ha precisado que buscaría un acuerdo “precautorio”, que no implique desembolso automático de recursos, los cuales se utilizarían si las circunstancias lo ameritan. Hipólito Mejía, en cambio, ha planteado un acuerdo con el FMI entre sus primeras medidas de corte económico.
En el ambiente post electoral está también el tema fiscal, con exigencias del sector privado de que si va a tocar el aparato impositivo, sea mediante una reforma integral, que involucre los gastos y los ingresos del Gobierno.
En sentido general, el nuevo Gobierno encontrará el problema eléctrico con su enorme capacidad de consumo de ingresos presupuestarios, aunque con una ligera mejoría en cuanto los cobros. Se proyecta que el subsidio termine en el rango de los últimos años, sobre los US$700 millones. Nada ha sucedido en el sector que haga suponer que el monto de las transferencias presupuestarias al sector eléctrico disminuya. La Superintendencia de Electricidad ha mantenido invariable la tarifa eléctrica en los primeros cinco meses, aunque ha estimado que cada mes de congelamiento tarifario ha implicado un costo en subsidio para el Gobierno sobre los RD$1,000 millones.
El peligro
Mientras tanto, el petróleo al asecho seguirá siendo uno de los principales temas de amenaza, de desequilibrio al sector externo, por su permanente impacto en la profundización del déficit corriente de la balanza de pagos.
El presupuesto nacional, que en los primeros meses del año ha superado los ingresos del período similar anterior pero que no ha podido cumplir las metas previstas, se torna en un elemento de incertidumbre financiera, por la poca flexibilidad operativa que presenta, al tener cargas fijas muy elevadas. Para la deuda pública se contempla un monto de RD$111,647.4 millones, equivalente al 26 por ciento del presupuesto global, que es de RD$430,000 millones.
Los compromisos fijos abarcan unos RD$23,000 millones que han sido incluidos en el presupuesto como transferencias al Banco Central, por motivo de la Ley de Capitalización de esa entidad, que carga con los efectos del salvataje bancario del 2003. Los intereses que paga el Bancentral a sus tenedores de certificados crean lo que ha sido bautizado como el déficit cuasi fiscal.
El Gobierno Central debe asumir ese pago, y la Ley de Capitalización le asigna una cuota anual creciente. Por la magnitud de esos pagos, ya se ha planteado que se modifique el calendario de pagos, extendiendo el período, para reducir los montos anuales.
Las propuestas
Danilo Medina
Candidato del PLD
Prevé en su programa de Gobierno desarrollar una política fiscal orientada a la estabilidad macroeconómica que priorice la inclusión social y el desarrollo humano. Para lograrlo buscará un pacto social que permita la articulación de política fiscal que contemple los objetivos de la Estrategia Nacional de Desarrollo.
Hipólito Mejía
Candidato del PRD
El programa de Gobierno de Mejía fue estructurado en función de cuatro grandes principios: el desarrollo humano, la generación sustentable de riqueza, la equidad social y el fortalecimiento institucional. “La prioridad está en las personas, generando una riqueza sustentable sin comprometer a las generaciones futuras”.
Política monetaria correctiva, para enfriar
El Banco Central ha sido reiterativo en sus últimos documentos de política monetaria, en afirmar que se mantiene vigilante del comportamiento de la economía internacional y local, para tomar las medidas necesarias si las circunstancias lo requieren.
Luego de aplicar durante la mayor parte del año 2010 una política monetaria expansiva (desarrollista, para algunos), que produjo un estímulo económico a través de la expansión del crédito, el Banco Central modificó esa tendencia y lleva unos cinco meses con su tasa de política monetaria fija, pero en un nivel superior al que tuvo cuando promovió un crecimiento del PIB en un 7.5%.
La actitud actual, según dicen los comunicados, es de vigilar y actuar ante cualquier amenaza contra la estabilidad de precios. Cuando ha habido exceso en la polítia fiscal, la monetaria ha servido de apaga fuegos, controlando la oferta monetaria.