La mujer en el mundo del arte dominicano

Las artes plásticas, al igual que otras ramas del arte y de la sociedad en general, siempre han estado dominadas por hombres; pero con el tiempo…

La mujer en el mundo del arte dominicano

El Día Internacional de la Mujer se celebra los 8 de marzo de cada año. La primera convocatoria tuvo lugar en 1911 en Alemania, Austria,…

Las artes plásticas, al igual que otras ramas del arte y de la sociedad en general, siempre han estado dominadas por hombres; pero con el tiempo esto ha ido cambiando, dando paso a la participación de la mujer en todos los ámbitos, cosa que no ha sido fácil, ya que desde hace muchos años la mujer ha luchado por su espacio, por la posibilidad de tener un desarrollo íntegro como persona, y las artistas no escapan a ello.

De manera especial, la mujer ha sido musa de grandes e importantes piezas artísticas ejecutadas por los caballeros, impactando a los espectadores, ya sea por la silueta, sensibilidad o expresividad de las formas femeninas. Ahora, ellas, además de ser fuerzas impulsadoras de creatividad, también plasman su esencia, talento e imaginación en el lienzo y la escultura. Sin descuidar sus roles de madre y esposa.

A continuación te presentamos una lista de algunas de las mujeres dominicanas que han puesto en alto el nombre de la República Dominicana,  el aporte que han realizado a través de su talento y lo que en ellas representa ser mujer en el mundo del arte, su lienzo y el color con el que dejan fluir sus ideas.

 Clara Ledesma, Ada Balcácer, Elsa Núñez, Soucy de Pellerano, Rosa Tavárez, Marianela Jiménez, Raquel Paiewonsky, Belkis Ramírez, Quisqueya Henríquez, Amaya Salazar, Luz Severino y Celeste Woss y Gil son 12 mujeres, que además de haber nacido en la misma tierra y enaltecer su género, cuentan con un extraordinario talento con el que han contribuido a romper la barrera del machismo a través de sus obras.

Conoce en estas pocas líneas las tendencias, particularidades y características de estas artistas, así como una muestra del trabajo al que se han integrado con mucho esfuerzo y dedicación, creído y amado. Las formas que las identifican, el pensamiento que las hace grandes, el interés que muestran por su sociedad y aquello que buscan cambiar con un lienzo, sus esbozos y un pincel. l

Clara Ledesma (1924-99)
Con una gran sensibilidad para traducir la problemática racial, la negritud fue el tema de sus mejores etapas. En muchas de sus obras se aprecian las influencias del realismo social. Su tratamiento de lo negro empalmaría con el diseño curvo, de media luna. Sus temas eran los obreros, pescadores y una naturaleza tenebrosa llena de magia y de misterio.

Ada Balcácer
“La dama de la luz”, así se le conoce. De luz y colores cálidos que se generan unos a otros está hecha su pintura, una obra que resplandece. Así podría definirse el trabajo de Balcácer. Una reconocida dibujante, diseñadora, grabadista, pintora, muralista, gestora cultural, teórica del arte y profesora que ha diseminado sus saberes y experiencia.

Elsa Núñez
Esta pintora dominicana combina la abstracción con lo figurativo, pone especial énfasis en imágenes de corte expresionista. Una de las características más recurrentes de Elsa es la acentuación del negro en sus trazos, con el fin de dramatizar la forma humana, especialmente la femenina. El soporte de su trabajo pictórico es el dibujo y la textura del color.

Soucy de Pellerano
De imaginación inagotable, Soucy conjuga  con increíble creatividad en su trabajo, tanto en la escultura como en la pintura, con diagonales curvas que se integran en espirales infinitas y en fuerzas vectoriales que con el dínamo de sus aspas capturan y transmiten al espectador toda la energía de su fuerza artísitica creadora.

Rosa Tavárez
Sus obras son instintivas, de gran valentía. De  ella emana un innato sentido de autoridad. Se trata de una pintura combustible, ígnea, cuya lava se derrama desde los epicentros del alma y cubre no sólo el lienzo, sino las recónditas rendijas de un universo propio y auténtico en el que se dan cita, simultáneamente, las fuerzas encontradas de la pasión.

Marianela Jiménez
En su trabajo, gruesos y fluidos empastes van conformando la imagen, moldeándola como si se tratara de otra realidad palpable. Marianela Jiménez es una pintora de tremenda vivacidad cromática. Ningún color le es ajeno, podría decirse (emulando la frase clásica) de esta pintora dominicana, cuyo trabajo sorprende a primera vista.

Raquel Paiewonsky
Las pinturas, esculturas, instalaciones y fotografías de Paiewnsky, en las que aborda cuestiones como el cuerpo mutante, la energía y la condición femenina en el contexto global de la posmodernidad, constituyen una muestra incontrastable de la unicidad de su personalidad creadora en el proceso expansivo que registra el arte dominicano actual.

Belkis Ramírez
En sus instalaciones ha desarrollado un diálogo pictórico característico a través de la fusión de gráficos a gran escala, como los bloques de madera, a partir de los que realiza sus grabados, elementos naturales, y objetos domésticos. Su obra contiene, además, una referencia a la situación del medio ambiente en el país, donde los bosques tropicales están siendo desvastados.

Quisqueya Henríquez

Esta artista, quizás sea la portadora de un lenguaje más internacional dentro de las artes plásticas criollas contemporáneas. Sus acercamientos a la cotidianidad de la vida de los dominicanos y al mundo que los rodea son su mejor herramienta. Se caracteriza por mezclar sus experiencias personales y lo que sucede en la calle, con matices caribeños.

Amaya Salazar
La manera con que plasma la luz y el color hace difícil la clasificación de sus cuadros. En ellos las formas parecen reposar protegidas bajo el velamen de una transfiguración. La dulzura de sus trazos delgados, sus rostros desdibujados, los dotan de una atmósfera etérea que se alimenta a sí misma de luz. En la escultura trabaja el bronce.

Luz Severino
La pintura de Severino, quien ahora reside en Martinica es, fundamentalmente, un elogio y una memoria de la niñez. Las imágenes fragmentadas y yuxtapuestas traen juegos, delirios y temores en sus ingenuas, pero contundentes, expresiones plásticas. Más allá del objeto o de la narración, propone un universo complejo de relaciones oníricas.

Celeste Woss (1890-1985)
A Woss y Gil se le considera precursora de la modernidad en el arte dominicano. Inserta el desnudo en la tradición pictográfica nacional. A partir de las tendencias postimpresionistas desarrolla una pintura caracterizada por la iluminación en tonos neutros, trazos sólidos y expresión enérgica, en la que resaltan los valores del criollismo mulato dominicano.

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El Día Internacional de la Mujer se celebra los 8 de marzo de cada año. La primera convocatoria tuvo lugar en 1911 en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza extediéndose su conmemoración, desde entonces, a numerosos países. En 1977 la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamó el 8 de marzo como Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional.

Desde hace años hemos visto como la mujer ha luchado por su participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo integro como persona, y las artistas no escapan de ello. A continuación te presentamos 12 de las artistas que han marcado un hito en nuestra historia del arte nacional.

Clara Ledesma. Con una gran sensibilidad para traducir la problemática racial, la negritud fue el tema de sus mejores etapas. En muchas de sus obras de fines se aprecian las influencias del realismo social. Su producción de entonces fue el resultado de un trabajo ascendente que llegó a deformar las imágenes, sin trabajar la completa abstracción. Más tarde, su tratamiento de lo negro empalmaría con el diseño curvo, de media luna. Sus temas eran obreros, pescadores, paisajes de puertos y una naturaleza tenebrosa llena de magia y de misterio.

Ada Balcácer. «La dama de la luz», así se le conoce. De luz y colores cálidos que se generan unos a otros está hecha su pintura, una obra que resplandece. Así podría definirse el trabajo de la gran pintora dominicana Ada Balcácer. Una reconocida dibujante, diseñadora, grabadista, pintora, muralista, gestora cultural, teórica del arte y profesora que ha diseminado sus saberes y experiencias en varios puntos de la República Dominicana, el Caribe, América Latina, Europa y los Estados Unidos, donde reside desde hace muchos años.

Elsa Núñez. Esta gran pintora dominicana combina la abstracción con lo figurativo, pone especial énfasis en imágenes de corte expresionista. Una de las características más recurrentes de Elsa es la acentuación del negro en sus trazos con el fin de dramatizar la forma humana, especialmente la femenina. Mujeres abandonadas, envueltas en atmósferas nostálgicas y desvalidas, son el pretexto para poner en evidencia una situación femenina que debe ser modificada. El soporte de este trabajo pictórico es el dibujo y la textura del color.

Soucy de Pellerano. De imaginación inagotable, Soucy conjuga en su escultura y en su pintura diagonales curvas que se integran en espirales infinitas y en fuerzas vectoriales que con el dínamo de sus aspas capturan y transmiten al espectador toda la energía de su fuerza creadora. «Cada material tiene su encanto y si estudiamos sus propiedades podemos convertirlo en arte»  le decía ella a los obreros y a los soldadores, mientras los dirigía en uno de sus ya famosos Maquinotrones. Eran máquinas forjadas a fuerza de pura fantasía, sin adornos, sin función y sin otro propósito que despertar el niño juguetón y curioso que todos llevamos dentro.

Rosa Tavárez. Sabemos que su pintura es instintiva, incisiva, de gran valentía. Y también sabemos que su pintura emana de un innato sentido de autoridad. Se trata de una pintura combustible, ígnea, cuya lava se derrama desde los epicentros del alma y cubre no solo el lienzo, sino los recónditos intersticios de un universo propio y auténtico en el que se dan cita, simultáneamente, las fuerzas encontradas de la pasión. El equilibrio de fuerzas, los contrastes luminosos,  dan peso a sus pinturas, hechas para discurrir en ellas y adentrarse en los misterios del infinito y del ser.

Marianela Jiménez. Su madurez vital ha corrido paralela a su madurez pictórica. Gruesos y fluidos empastes van conformando la imagen, moldeándola como si se tratara de otra realidad palpable. Marianela Jiménez es una pintora de tremenda vivacidad cromática. Ningún color le es ajeno, podría decirse (emulando la frase clásica) de esta pintora dominicana cuyo trabajo sorprende de inmediato.

Raquel Paiewonsky. Las pinturas, esculturas, instalaciones y fotografías de Raquel Paiewnsky, en las que aborda cuestiones inquietantes como el cuerpo mutante, la energía y la condición femeninas en el contexto global de la posmodernidad, constituyen una muestra incontrastable de la unicidad de su distintiva personalidad creadora en el proceso expansivo que registra el arte dominicano en la actualidad. Asimismo, la obra reciente de Paiewonsky nos permite advertir los niveles especializados de artisticidad, precisión conceptual y densidad reflexiva con que ella llega a materializar sus propuestas simbólicas de radical e incisiva polivalencia significativa, poéticamente subversivas y resueltamente provocadoras.

Belkis Ramírez. Ocupa un lugar singular entre los artistas dominicanos, como mujer que reta el rol femenino tradicional en el mundo de las artes visuales y en la sociedad en su conjunto. En sus instalaciones Ramírez ha desarrollado un lenguaje pictórico característico a través de la fusión de gráficos de gran escala, los propios bloques de madera a partir de los que realiza sus grabados, elementos naturales, y objetos domésticos. Contiene además una referencia a la situación del medio ambiente en la República Dominicana, donde los bosques tropicales están siendo desvastados. Ramirez nos recuerda que dependemos de la naturaleza para nuestra supervivencia, y que al destruirla , nos destruimos a nosotros mismos en el proceso.

Quisqueya Henríquez. Quizás sea Quisqueya Henríquez la portadora de un lenguaje más internacional dentro de las artes plásticas dominicanas contemporáneas. Ella forma parte de un interesante movimiento que quizás apenas empieza. Sus inteligentes acercamientos a lo cotidiano dominicano y al mundo que nos rodea son su mejor herramienta. Desde hace buen tiempo, Quisqueya mezcla sus experiencias personales y lo que sucede en la calle, con matices caribeños.

Amaya Salazar. La manera con que plasma la luz y el color hace difícil la clasificación de sus cuadros. En ellos las formas parecen reposar protegidas bajo el velamen de una transfiguración. La dulzura de sus trazos delgados, sus rostros desdibujados, los dotan de una atmósfera etérea que se alimenta a sí misma de luz. En la escultura trabaja el bronce. Su obra ha recorrido importantes galerías de Italia, Canadá, Estados Unidos, Puerto Rico Panamá, Venezuela, Francia, Israel.

Luz Severino. La pintura de la dominicana Luz Severino, quien ahora reside en la isla caribeña de Martinica es, fundamentalmente, un elogio y una memoria de la niñez. Las imágenes fragmentadas y yuxtapuestas nos traen juegos, delirios y temores en sus ingenuas, pero contundentes, expresiones plásticas. Más allá del objeto o de la narración, sin embargo, Luz Severino  propone un universo complejo de relaciones oníricas. La luz solar en estas imágenes es preponderante y bajo esta luz, todo un andamiaje de símbolos sutiles, que el espectador es capaz de destejer como si se tratara de un ilusorio rompecabezas, de un acertijo, de un calidoscopio cromático y luminoso.

Celeste Woss y Gil. Se le considera precursora de la modernidad en el arte dominicano. Inserta el desnudo en la tradición pictográfica nacional. A partir de las tendencias postimpresionistas desarrolla una pintura caracterizada por la iluminación en tonos neutros, trazos sólidos y expresión enérgica, en la que resaltan los valores del criollismo mulato dominicano.

De imaginación inagotable, Soucy de Pellerano conjuga en su escultura y en su pintura diagonales curvas que se integran en espirales infinitas y en fuerzas vectoriales que con el dínamo de sus aspas capturan y transmiten al espectador toda la energía de su fuerza creadora. 

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