Se les ve en cualquier avenida, calle o esquina de la ciudad. Comparten el tránsito con vehículos lujosos y guaguas del transporte público ofreciendo un contraste entre lo moderno y lo primitivo.Lánguidos y plagados de llagas, se les ve acarrear la pesada carga de víveres y frutas. Cientos de caballos son utilizados por venduteros ambulantes para conducir carretas cargadas de plátano, yuca, aguacate o frutas de temporada durante largas horas, sometidos al trabajo forzado bajo el sol abrasador y con una escasa alimentación.
Cada mañana, los jovencitos y hombres alquilan los animales en el Mercado Nuevo de la capital para devolverlos al atardecer a sus dueños, que los utilizan como instrumento de trabajo.
Es probable que muchos de estos caballos fueran adquiridos tras haber sido estrellas del deporte ecuestre y al llegar al ocaso de su carrera fueran vendidos por sus dueños por unos pocos pesos. Muchos dicen que los cuatreros los venden a “precio de vaca muerta”.
Solamente Ramón García tiene 20 caballos en una especie de establo improvisado junto a las deprimidas viviendas en el barrio La Zurza.
Dice que con la actividad asegura el sustento a igual número de “padres de familia” que no tienen otra forma de ganarse la vida.
Ramón alquila los caballos a RD$400 el día y además presta dinero a los carretilleros para cargar los lomos de los equinos con productos frescos provenientes del campo.
García dice que no maltrata a los animales, que los alimenta adecuadamente y los desparasita con regularidad, no obstante sus palabras se contradicen con lo evidente. Los caballos se notan desnutridos, con heridas y cansados, muy cansados. “Yo quisiera salir de ellos pero es la única manera honrada de ganarme la vida”, se justifica, mientras los animales comen hojas de repollo y pajas de maíz.
Vecinos del lugar donde Ramón tiene los animales aseguran que éstos son maltratados y que cuando ya no dan más de sí, los abandona a morir a su suerte, convirtiéndose en un peligro público cuando se atraviesan por calles y carreteras.
“Ahí se mueren dos y tres caballos todas las semanas, el vaho no se aguanta, eso nada más se permite aquí en este país”, dice indignado un vendedor de plátano. La flotilla de Ramón se pasea por la Churchill y Los Mina.
Proyecto de protección queda pendiente
Pese a que a finales del año pasado la Cámara de Diputados aprobó en segunda lectura el anteproyecto de Ley de Protección Animal, sometido por el legislador peledeísta Elpidio Báez, la pieza no ha sido ratificada por el Senado de la República.
El proyecto contempla que cualquier violación a esa disposición constituirá un delito grave y el condenado será multado o tendrá pena de cárcel o ambas a la vez. Mientras se ratifica la ley el maltrato sigue.