Luces, arbolitos de Navidad, alces y el típico personaje blanco como la leche y de espumosa barba, adornan las calles dominicanas resonando el tiempo más alegre del año.¿Pero esos símbolos representan realmente la Navidad? Muchos de los elementos que decoran las casas dominicanas durante la Pascua ni se asemejan a las plantas que adornan nuestros bosques en esta época del año.
El invierno (inicia el 21 de diciembre en el hemisferio norte), con sus noches más largas y sus días más cortos, es cuando el oso duerme y los árboles con sus hojas caídas se visten de blanco por la nieve. Sin embargo, en el país es la fiesta cantante de la flora dominicana. Nuestra época “fría” se viste de verdes majestuosos y contrario a lo que se cree, el período de primavera (21 marzo- 21de junio) que mucha gente alaba y glorifica es nuestro momento más triste.
“Nuestro período de reposo no es nuestra época fría, es nuestra época de sequía que inicia a finales de febrero y se prolonga hasta abril e inicios de mayo… Es la época de sequía, de incendios forestales en que el bosque se quema, en que las semillas dejan de germinar”, explica Luis Carvajal, presidente de la Comisión de Medio Ambiente de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
Entonces, ¿Por qué la nieve, un abeto y Santa Claus? Aunque ya esté muy arraigado el “arbolito” y otros elementos a nuestra cultura, vale conocer y si es posible utilizar componentes criollos que enaltezcan nuestras raíces y representen nuestros campos dominicanos.
Plantas nativas
El uso del abeto en la época navideña es originario de Alemania y se fue extendiendo en toda Europa. En nuestro país, lo más parecido que tenemos son los pinos occidentales que se dan en zonas muy altas de las cordilleras.
“¿Imaginas un hermoso espectáculo de unas amapolas y orquídeas con las bromelias florecidas y muchas otras epifitas (plantas que se enraízan al tronco de otros árboles)? eso es un símbolo de la Navidad”, manifiesta Carvajal, quien prefiere los higos.
La rosa de Bayahíbe, declarada en julio como la “Flor Nacional”, se exhibe en todo el año pero al igual que el pan de frutas, su momento preferido de florecimiento es éste y pudiera asociarse al invierno. Éste es también el mejor tiempo de los cítricos, las granadas y las uvas de playa.
“Las palmeras, el guanito, el cacheo y otras palmas adquieren un porte majestuoso… esta u otras pueden utilizarse para adornar cualquier casa y no requieren mayor ornamento que un poco de luz”, dice el especialista en medio ambiente. “Nosotros tenemos una diversidad de vegetación tan amplia y tan rica, muchas asociadas a esta época, que pudieran ser un símbolo de la Navidad aunque no significa que desdeñemos otros”.|
El olivo que crece en las Dunas de Baní y los suelos arenosos del país es otra planta típica de esta época. Y aunque la flor de Pascua no es una planta nativa, proviene de ambientes similares al nuestro y se multiplica con facilidad.
Rescatar la identidad
Carvajal explica que el dominicano, en general, tiene poco conocimiento de la flora nativa y endémica y quienes más conocen son las personas más cercanas a los campos. En las bases urbanas, la publicidad y los medios de comunicación refuerzan el uso de elementos lejanos al criollismo.
“Es mucho más cómodo para un publicista que quiere anunciar un ron, mostrar a la gente tomándolo debajo del arbolito de Navidad asociado a otros climas y no debajo de una mata de amapola o de una palma cacheo u otra de las tantaS especies nuestras”, manifiesta.
Aclara que la gente termina tan chantajeada por el lenguaje, mensaje y los mitos asociados a la Navidad que “cuando quieres recuperar esta época desde la perspectiva de lo que somos, es decir dominicanos, latinos, caribeños, quienes hacemos este tipo de observación nos parecemos al personaje Grinch…No se trata de rechazar la Navidad, sino de revestirla de símbolos más universales”.l
Enaltecer lo autóctono
La Navidad debería de incorporar elementos nativos que auxilien al ciudadano a identificar lo que surge de nuestra tierra y lo que proviene de culturas ajenas. Crear una propia simbología es más que nada una tarea educativa que permitiría fortalecer nuestra identidad dominicana.
La importancia de saberse, reconocerse y entender lo que se es, es fundamental para construir la autoestima como pueblo, enaltecer lo autóctono debería ser prioridad.
Los ciudadanos valoran, aprecian y defienden más lo que conocen y la Navidad, como puede ser cualquier otra fiesta, tiene que ser un acto educativo y enseñar es crear pertinencia, identidad y relación… y quizás “en un momento determinado mi símbolo de Navidad pueda ser un árbol de olivo o una amapola cargada de bromelias que son tan nuestras”.