Acción debe multiplicarse

Ha sido una constante inquietud en la historia de los agentes productivos cómo hacer más efectiva una contribución con la sociedad más allá de la generación de empleos y el trato adecuado a los recursos humanos que requieren sus empresas.La inquietu

Ha sido una constante inquietud en la historia de los agentes productivos cómo hacer más efectiva una contribución con la sociedad más allá de la generación de empleos y el trato adecuado a los recursos humanos que requieren sus empresas.

La inquietud, compartida a nivel global, encontró eco en el seno de las Naciones Unidas cuando el 26 de junio de 2000 fue lanzado el denominado Pacto Global, bajo los auspicios del secretario general de la época, Kofi Annan.

El Pacto, acogido en sus inicios por no menos de 50 corporaciones y dirigentes de asociaciones interesadas en el desarrollo, medio ambiente, derechos humanos y laborales, ha ido incorporando cada vez más organizaciones que comprenden la necesidad de una relación amigable y ética con el entorno donde desarrollan sus actividades.

Obviamente, eso no desconoce el hecho de que muchísimas empresas, antes de que se hablara del Pacto Mundial, promovían programas de servicio a la comunidad.

Las iniciativas empresariales en esa dirección adquieren ciertas características, muy vinculadas a la especificidad de sus realidades, locales, regionales o nacionales.

¿Cómo imaginar en países del primer mundo que una decisión empresarial pueda impactar de manera directa el clima de seguridad ciudadana de un país?

En República Dominicana la responsabilidad corporativa va más allá de las previsiones de una agencia de la dimensión de la ONU, toda vez que no prevé en las líneas de sus nueve o diez principios básicos del Pacto Global una apuesta directa en favor de la seguridad de los ciudadanos de parte de la iniciativa privada.

Es lo que acaba de ocurrir en Santiago, donde cuatro empresarios acordaron con la administración de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE) adelantarle RD$40 millones para ayudar a sustentar el servicio eléctrico, y en particular, mejorar la iluminación de las calles de esa provincia.

La acción mediante la cual Félix García C., Manuel Estrella, Fernando Capellán y Marcelo Clase se convierten en “Padrinos del sector eléctrico” es un ejemplo, que a decir de Celso Marranzini, constituye una manera de “hacer patria”.
Sería interesante que esta actitud se multiplique en el país.

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