Un “sí, quiero” no convencional

Aún hay muchas parejas que sueñan con la boda ataviada de damas, con los clásicos lirios cubriendo el salón, la entonación…

Aún hay muchas parejas que sueñan con la boda ataviada de damas, con los clásicos lirios cubriendo el salón, la entonación del Ave María luego del primer beso de los esposos o la foto con el choque de copas. Pero cada vez toman más adeptos las bodas exóticas, en las que los novios rompen con los tradicionales parámetros y hacen de esa unión toda una aventura para nunca olvidar.

El único problema es que la mayoría de estas bodas fuera de lo común son celebradas en destinos lejanos, pero si lo que buscas, aparte de la aventura, es quitarte de encima esos tíos y primos 4to que tu  mamá insiste en que no se pueden dejar de invitar, aunque tú sólo lo hayas visto una vez en un velorio familiar.

Una de muy demandada es la isla de Bled, también conocida como “la isla de las bodas”, situada en la parte noroccidental de Eslovenia, a 50 km de la capital del país, Liubliana, y a pocos kilómetros de la frontera con Austria. En las aguas cristalinas del lago del mismo nombre y que es de origen glaciar, se encuentra la Iglesia de la Asunción, donde se celebran numerosas bodas. Aquí,  existe una tradición en la que el novio  debe subir en brazos a la novia hasta el templo, que se encuentra en la cima de unas empinadas escaleras, así asegurarán una larga y feliz vida juntos.

Pero si  lo que desean es algo realmente fuera de lo tradicional, es decir, con más aventura que romance, entonces existen otras alternativas. Aquí te ilustro sobre algunas de las bodas exóticas que están de moda, si te animas debes saber que lo diferente implica tener un bolsillo bien responsable.

Conviértete en Ariel: los amantes del mundo submarino,  pueden hacer posible una boda bajo el agua en lugares como las Islas Mauricio o Mallorca. Para eso los novios deben presentar su carné de buceo y un tercer buceador hará de oficiador y escribirá en una pizarra la esperada pregunta ¿Acepta usted…?, no son necesarios testigos humanos, ya que en algunos casos un grupo de tiburones cumple con esta tarea.

Príncipes nativos: en la Polinesia Francesa pueden tener una unión como si fueran parte de la comunidad, pero en categoría de reyes. En la pequeña aldea de la Isla Moorea, los novios son recibidos con música y bailarinas para ser luego separados hasta la boda. La novia es llevada a un “Tarumi”, donde recibe masajes con aceite de “monoi” y es vestida como una princesa tahitiana. Mientras, el novio a bordo de una canoa, es tatuado y ataviado como un jefe tribal.

Como dioses: en Bali, el enlace matrimonial puede ser posible en el Palacio Puri Anyar Kerambitán del siglo XVII, donde los contrayentes son engalanados con trajes de ceremoniales balineses. Luego de que un sacerdote balinés sella la unión, los novios son llevados en procesión al restaurante, acompañados por músicos, mientras sus invitados participan de las tradicionales danzas y finalizan presenciando las Danzas Legong.

Locura de amor en Las Vegas: este sí que de verdad es el destino de las locuras, aquí puedes dar el  «Sí, quiero» como te dé la gana. Entre las  opciones está casarte a unos cuantos metros del suelo,  montados en globo aerostático; tener una boda nudista; o en una capilla drive-thru (sin bajarte del auto).

Estilo frozen: es posible que tengas una boda de hielo, en Finlandia. En una capilla de hielo los novios sellan su unión y pasan la noche en románticos iglús contemplando las estrellas, el personal del hotel les sumistrará pesadas pieles de oso. Hasta el bufé de la boda es lo más exótico, incluyendo pierna de oso, salmón al whisky, o costilla de reno, acompañado de sorprendentes salsas, todo regado con licores de alta graduación para combatir el intenso frío.

 

 

 

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