¿Quién era Héctor Pérez Reyes?

Era presentador, productor, maestro de ceremonia, auténtico, rabioso, intenso, soñador, responsable, apasionado y ante lo “malapalabroso”…

Era presentador, productor, maestro de ceremonia, auténtico, rabioso, intenso, soñador, responsable, apasionado y ante lo “malapalabroso” salía lo talentoso. Sí, de lo laboral a lo personal, porque cuando se es como lo fue Héctor, no se puede separar al comunicador del humano. Él era uno, con o sin micrófonos y guiones.

Llegó a Telemicro como, año tras año, llegan muchos de sus presentadores y productores: audicionando para Espacio, el programa de talleres que tiene Televisa y gracias al que Telemicro selecciona y lleva a viajar a jóvenes de la República Dominica. Era 1999, y muchos cuentan, que fue el alma de ese primer viaje que la firma televisora ofrecía.

Desde entonces, Héctor, nacido en 1979 en La Vega, quien estudió entre esa provincia y Santiago, y se instaló en Santo Domingo a los 19 años; fue parte del equipo de ese canal y no de un consultorio odontológico. Sí, porque en principio estudiaba odontología. Eso, gracias a la presentadora Miralba Ruíz que, tras conocerlo, movió cielo y tierra para que se quedara en esa empresa 

Antes de eso, visitaba como público el programa Punto Final y el éxito televisivo “Ritmo del Sábado”, que tenía por conductores a El Pachá y Vielka Valenzuela, y pasó a ser el que organizaba al público para luego terminar como asistente de producción. Todo eso, sin que su familia lo supiera. Imaginen, era Héctor… un tipo que se movía rápido y no esperaba órdenes; mejor él las daba… claro, con unas cuantas “malapalabritas” ajustadas.

Luego las cosas se fueron dando solas. Empezó a trabajar para Muy Personal, también junto a Miralba; fue conductor del programa “Control Joven”, un programa juvenil que se transmitía en Teleantillas; llegó a escribir y colaborar en prensa escrita  con crónicas de sociales, entrevistas; llegó a transmitir cápsulas en vivo; fue maestro de ceremonia de varios eventos y concursos de belleza; y,  hace relativamente poco, fue el encargado de llevar a la televisión el “detrás bastidores” de los premios Casandra y la biografía del también fallecido Miky Bretón.

  

Recientemente, también formó parte del elenco del programa de realidad simulada “La Finca”; y condujo junto a Sergio Carlo y Carolyn Aquino un especial desde el Carnaval de La Vega. Todo eso, combinado con montar junto a Any Gómez todo lo que conlleva la selección de jóvenes para llevarlos a Espacio, México… Sí, ya era uno de los encargados del programa de formación que le dio, años antes, la oportunidad de viajar hasta México; además de trabajar en el departamento de Proyectos.

Loco sin furor por Gloria Trevi. Su fanático #1; de hecho, entre sus proyectos, según me dijo en abril de este año él mismo, era empezar a hacer musicales -y para ello ya llevaba tres años estudiando canto- entre ellos, uno con las canciones de la artista mexicana. “Tú eres como loco, sólo a ti se te ocurre esa vaina”, le dije. ¿Su respuesta? “Ay, maldita… es que tu sabes que se debe empezar a crear musicales basados en la vida desastrosa que llevan esas personalidades que se caen, “se deguañingan”, pero “perramente” siguen adelante”. Además, ella es un personaje. Vive la vida. Dice lo que tiene que decir y punto. La adoro”. 

Pero eso no era lo único en carpeta. Tenía en mente realizar Cantando Por un Sueño, un programa realizado por Televisa que quería aplatanar; un programa radial junto a Sabrina Gómez, y un “reality show” del que nunca dio más detalles. “Sí, porque lo digo y después viene un maldito y me roba la idea, coño”. 

Lamentablemente, Héctor falleció el pasado sábado a causa de una afección pulmonar, tal y como dicen sus amigos y familiares. Hoy sus restos fueron velados en su natal pueblo, La Vega; y como era de esperarse gente hubo de más. Fue necesario que la funeraria abriera más de una capilla. Luego fue, como pidió en vida, cremado.

Y, aunque no se ha dado a conocer qué pasará con sus cenizas, quienes le conocimos sabemos qué pasará a dónde quiera que llegue. Lo imaginamos entrar por una puerta y decir: “Llegué yo, coño. Recojan. Y nada más digo, al primero que me salte con una mierda, lo parto. Se me importa de quién sea hijo y su apellido, ninguno me va a coger de relajo, porque no es verdad que ninguno de ustedes dañará mi trabajo”… 

No es invento, él mismo lo dijo en una entrevista: “Nunca he sentido el deseo de abandonar mi carrera. Esto me apasiona. Es más, lo único que me acompañará hasta mi muerte es mi trabajo”. Y le creemos.

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