Recientemente Misrati fustigó verbalmente a una mujer libia que denunció ante periodistas occidentales haber sido violada por milicianos de Gadafi. La calificó de «mentirosa» e insinuó que era una «prostituta».
Durante una transmisión en vivo, Misrati interrogó durante una hora a un periodista detenido con toda la tenacidad de un agente de la policía secreta.
«¡Diga lo que dijo en sus grabaciones!» le gritó a la periodista Rana al-Aqbani, en aparente referencia a llamadas telefónicas grabadas por al-Aqbani, mientras trataba de hacerla reconocer que buscaba el derrocamiento de Gadafi. Al-Aqbani, una periodista basada en Trípoli, ha desaparecido desde entonces.
Con su actitud de perro de presa, Misrati destaca incluso entre los presentadores de los canales de noticias estatales en todos los países árabes, cuya respuesta ha sido, en piloto automático, criticar a los manifestantes y a los participantes en las revueltas contra los gobiernos de todo el Oriente Medio.
«Ella es claramente una portavoz muy fuerte para las fuerzas leales a Gadafi», opinó Dina Eltahawy, investigadora de Amnistía Internacional. La organización humanitaria ha emitido una alerta urgente para tratar de encontrar a al-Aqbani.
Misrati aparece a diario en su programa de una hora de duración «Libia en este día» que transmite el canal de satélite estatal Al-Jamahiriya 2.
De unos treintaitantos años, de cabello largo y oscuro, mucho maquillaje y con frecuencia ataviada con trajes llamativos, la presentadora a menudo ofrece monólogos largos en los que ataca a los rebeldes libios, los bombardeos de la OTAN contra las tropas de Gadafi y cualquier persona a la que perciba como simpatizante de ellos o que crea que alimente la campaña contra Gadafi.
Esto incluye a los medios de comunicación occidentales y, en particular, al canal árabe de noticias Al Yazira, al que ella se refiere como «el canal de los cerdos» porque en árabe Yazira rima con «kanzira», la palabra en árabe para cerdo.
Miriam al-Amani, una estudiante de 23 años de edad en Bengasi, la capital rebelde de facto, en el este de Libia, dice que Misrati sólo es «una payasa».
Afirmó que Misrati no era muy conocida antes, pero que su nueva encarnación desde el levantamiento contra Gadafi la hizo famosa.
«Ahora es bien conocida. Todo el mundo en Libia sabe quién es», dijo, con una sonrisa. «Dice tantas mentiras que nadie le cree», agregó al-Amani, quien estudia medicina en la Universidad Garyounis Bengasi.
Por el contrario, una mujer de clase alta que tomaba el té con amistades en un hotel de cinco estrellas en la capital Trípoli, tuvo palabras de elogio para Misrati.
«Libia corre por sus venas», dijo la mujer, una seguidora de Gadafi. «Es audaz. Ha sido capaz de mostrar la verdad de lo que sucede en Bengasi y decirnos lo que realmente pasa allá, Nadie había sido lo suficientemente valiente como para decir cómo es», agregó la mujer, quien habló a condición de anonimato porque su marido tiene un trabajo en el gobierno.
Hadid reportó desde El Cairo. El periodista de The Associated Press Ben Hubbard in Bengasi contribuyó a este despacho.
