algo menos mal pagados que los nuestros, los policías de una provincia argentina se fueron a la huelga en diciembre por mejora salarial, situación que aupó saqueos mortales. Las autoridades dijeron que los propios agentes los organizaron. “Soy hija de trabajadores y nunca me sobró nada, pero jamás se me ocurrió ir a robar un televisor mejor del que tenía”, expresó la presidenta Cristina Fernández, al condenar los sucesos. Lamentablemente, es más la gente que en necesidad pierde la vergüenza. Entre nuestros policías ese “defecto” abunda: muchos prefieren delinquir a pasar hambre, aunque sin el ruido de sus pares argentinos. Además de silente su “protesta” es indefinida y no será “levantada” por el aumentito salarial reciente. l

El de la inseguridad  ciudadana es gran problema, comprar los productos básicos diario adquiere la misma categoría. Las familias cada vez deben disponer de más dinero para adquirirlos. En los supermercados se escuchan las quejas por los elevados precios, entre gente de clase media. Un sector crucial, mayoritariamente pobre, padece sin derecho a chistar siquiera. Es, para sus angustias y las nuestras, el responsable de la seguridad de todos. ¿Cómo pueden vivir nuestros policías con los salarios nominales que reciben? Imaginar sus privaciones los redime de nuestras exigencias y críticas. Policías que sufren por no tener seguridad económica esencial, no son personas aptas para evitar que la sociedad sufra por los embates de la delincuencia y la criminalidad.