RD y EEUU

La visita del vicepresidente de Estados Unidos al país el pasado jueves obliga a las generaciones nacidas antes de la década del 50 del siglo pasado a pensar cómo ha cambiado el mundo, o al menos, las relaciones entre ese país y República Dominicana.

La visita del vicepresidente de Estados Unidos al país el pasado jueves obliga a las generaciones nacidas antes de la década del 50 del siglo pasado a pensar cómo ha cambiado el mundo, o al menos, las relaciones entre ese país y República Dominicana. No sólo porque a nadie se le ocurrió repudiar o condenar la presencia de Joe Biden, sino por los términos de los discursos pronunciados por él y por el presidente Danilo Medina, durante el acto en el Palacio Nacional.

No es que la historia haya sido olvidada, porque todavía quedan heridas o asuntos por definir en la región, como el fin del embargo contra Cuba, las tensas relaciones entre Estados Unidos y Venezuela, pero al mismo tiempo vemos cómo progresivamente avanza una tendencia a superar esas situaciones.
Un elemento interesante en ese proceso es precisamente el apoyo de la administración Obama al diálogo entre el gobierno de Colombia y la insurgencia.

En lo que concierne a República Dominicana, después de la intervención de 1965 y los avances democráticos tras el final de los doce años del presidente Joaquín Balaguer, dominicanos y norteamericanos han construido unas relaciones cada vez más firmes, fundadas en el respeto mutuo, la defensa de valores comunes y la cada vez menos grosera intromisión de la legación diplomática norteamericana en los asuntos domésticos.

La disminución del intervencionismo armado y los cambios en la política exterior norteamericana, más propensa a influir en base a las políticas de promoción de la democracia y los derechos a nivel global, han sido un factor importante para fortalecer los vínculos entre los dos países.

La defensa de valores fundamentales, los intercambios económicos, sociales y culturales entre los dos pueblos, la significativa presencia dominicana en Estados Unidos, en fin, compartir intereses e incluso pasiones comunes, como el béisbol, han permitido sustentar esas relaciones constructivas.

Satisface que Biden exprese respeto por la democracia dominicana y que nos hable como “pares”, como “países soberanos que están tratando el uno con el otro…”. Y qué bueno que el Presidente Medina reafirme el valor del respeto mutuo como la base de la buena relación que compartimos con Estados Unidos.

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