Dólares de arena

La actriz británica Geraldine Chaplin (hija de una de las figuras más icónicas de la historia del cine, Charles Chaplin) es la protagonista del filme, pero quien destaca es Yanet Mojica. Esto porque el guión se deshace como castillo de arena,…

La actriz británica Geraldine Chaplin (hija de una de las figuras más icónicas de la historia del cine, Charles Chaplin) es la protagonista del filme, pero quien destaca es Yanet Mojica. Esto porque el guión se deshace como castillo de arena, con escasa consistencia temática.

Los personajes de Laura Amelia Guzmán e Israel Cárdenas se caracterizan por su movilidad social, siempre yendo o queriendo ir a algún lugar, presionados por el dinero escaso o huidizo, se transportan en motores, en motoconchos, y moran en lugares alquilados o de pasadas. No hay constancia en sus vidas. Son personajes nómadas en sus intereses de vida. No son nada, no buscan nada a no ser placer y/o sobrevivencia momentáneos, no responden a lógicas de vida en sociedad, solo a una especie de “ley de la selva” urbana cuyos códigos de compra y venta están implícitos. Retratan a la gente se hacen de la “vista gorda” ante estas motivaciones porque quieren creer, quizás por ilusión o vanidad, que aquello que compran con dinero o aporta bienestar es suficiente para enganchar la voluntad de quien sea su objeto de apetito.

Pero todo eso se aplasta por la yuxtaposición de personajes monocromáticos que en escenas ornamentales y anormales entran y salen como moscas, fastidian y boicotean la dramaturgia; desde inicio vemos una conspiración interna del filme contra sí mismo por esa persistente dispersión fútil dando cabida a personajes erráticos.

Así es difícil que cualquier filme, no solo éste, logre una estructura donde el espectador encandile emociones, deseos, perspicacias, raciocinios, en fin que interactúe con la historia. Y ni hablar de lo obvio: cinematografía hecha de chispazos entre lo que apenas se ve y se intuye y lo que definitivamente no se ve porque no hay iluminación creativa ajustada a la historia.

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