Nuestra finalidad cada semana, es tratar de orientar y encauzar a nuestra sociedad, haciendo énfasis en todo lo concerniente a la familia. Querer cambiar la crisis manifestada en violencia callejera, intrafamiliar, violaciones sexuales, agresión interpersonal en nuestras calles es imposible, hasta tanto se retomen y definan los valores dentro del entorno familiar. Tener una escala y reforzamiento adecuado de los mismos es una de las cosas que tenemos que empezar a trabajar y, de manera muy especial, en la definición de autoridad dentro de la misma.
En conversaciones con personas preocupadas por todo lo que está pasando, veo un sentimiento generalizado, y es como si los padres dentro de los hogares están entrando en una especie de pánico y necesidad de saber qué tenemos que hacer dentro de nuestras familias. Por ejemplo, ésta misma semana, los hechos de violencia, básicamente en personas cercanas, han sido, más que notorios, horribles. Es urgente trabajar por el rescate de las familias.
Recuerdo que, de niña, hasta un vecino tenía derecho y se preocupaba por el comportamiento de los hijos de “su hermano más cercano”, siendo éste el nombre que se le daba a aquel que vivía próximo al otro. Una de las consecuencias que traeconsigo el proceso de desarrollo de una sociedad es que cada quien vive indiferente (quizás por los problemas que individualmente se tienen que enfrentar), a lo que le acontece a los demás. Sin embargo, también noto que cuando es para dañar, la invención de una fábula sobre un individuo es creída fácilmente por el que la escucha y la divulga.
Quiero hacer un ejercicio para evaluar la forma en que ésta se esté desenvolviendo. Primero, tratar de destacar los puntos que se entiende están ocasionando situaciones que impiden un manejo adecuado, para poder corregir fallas en cualquier ámbito. Lo principal es reconocer y aceptar que éstas existen. Por ejemplo, un papá que trabaja en el interior y solamente regresa los fines de semana, pero también, la madre trabaja 12 horas diarias; por tanto, los hijos, no tiene una imagen de autoridad ni de identidad.