Santo Domingo es ciudad hostil al peatón. Comenta un profesional de clase media que cuando viaja al exterior siente que le devuelven su libertad, al poder realizar caminando la mayoría de sus objetivos de desplazamiento. Aquí difícilmente se pueda prescindir de la transportación particular para ir y venir en la ciudad. No existe la organización municipal ni logística para hacer racional, mucho menos placentero, el trasladarse a pie. Se suma la inseguridad ciudadana para que nadie con vehículo prescinda de él ni para caminar una cuadra. A la vez, el tránsito vehicular es un agobiante caos. Otrora “romántica” y encantadora, Santo Domingo es hoy, tristemente, enclave urbano agresivo y aniquilador de la paz espiritual de sus residentes.
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Santo Domingo es ciudad hostil al peatón. Comenta un profesional de clase media que cuando viaja al exterior siente que le devuelven su libertad, al poder realizar caminando la mayoría de sus objetivos de desplazamiento. Aquí difícilmente se puedaR