Mary Rosa Jiménez nació en Lima, Perú, de padre dominicano y madre inglesa. Su vida se ha dividido entre la República Dominicana y Francia, mayormente en París, adonde se mudó en 1988. Durante su estadía en esa nación, tomó cursos de fotografía en la Universidad Americana de París, y aunque volvió a territorio dominicano en 2012, Mary Rosa divide su tiempo entre ambos países. Comenta que desde sus primeros pasos en la fotografía se sentía atraída por los reflejos, por eso cuando pasaba por el frente de las vitrinas, espejos y cristales siempre se detenía. “Las vitrinas de moda en París son para mí, algunas veces, tan artísticas como algunas obras en el Museo del Louvre. Casi puedo decir lo mismo acerca de las de Nueva York”, destaca Mary Rosa, quien define el momento en que se encuentra en la fotografía como una época de disfrute, y explica que “la fotografía fue mi cómplice cuando me mudé a París y empecé una nueva vida, y me sirvió de aliada cuando regresé a mi país 24 años después en otra etapa de mi vida”.

¿Cómo define su estilo fotográfico?
Creo que el estilo se crea cuando instintivamente respondemos a ciertos estímulos visuales y hacemos una elección, pensada de la manera en que queremos abordar nuestro sujeto. El mío va hacia los reflejos, la moda y los colores intensos; creo que así reflejo algo de mi personalidad curiosa, alegre y soñadora. Los reflejos me permiten, o tal vez obligan, a mirar con otros ojos. Creo, sinceramente, que la fotografía que impacta tiene poco que ver con lo que se ve a simple vista, y mucho que ver con la forma en que se mira. Otra de mis grandes pasiones ha sido la moda. Tuve la oportunidad de cubrir como fotógrafa las pasarelas de París, durante más de seis años.

¿Qué caracteriza su trabajo?
Para mí lo que más caracteriza mi obra es el colorido, cierta dosis de buen humor, una mirada refrescante, contemporánea y actual muy ligada a la moda, una mirada conceptual y con suerte surrealista a veces. Creo que lo que más delata mi trabajo es mi tema preferido: los reflejos en vitrinas de moda. También, prevalece en mi obra el colorido, la atracción hacia lo estético, el sentido del humor, la magia de las cosas bellas, la fantasía… Y es a través de cristales y del agua donde casi siempre las encuentro.

¿Cómo se fueron dando sus prácticas de fotografía?
Recuerdo que desde el principio, en mis tareas de práctica de fotografía en el exterior, mis compañeros fotografiaban flores, paisajes, parques, mientras yo me introducía en el metro a esperar que algún pasajero entrara de forma casi surreal en el anuncio publicitario que tenía detrás. También buscaba reflejos en vitrinas y charcos de lluvia; trataba de fotografiar algo que solo yo veía y que tal vez en unos segundos más tarde dejaba de ser igual.

¿Qué resaltaría de su trabajo fotográfico en forma general?
Hay dos tendencias claras en mis trabajos, el color, producto tal vez de haber crecido en una isla tropical, y la moda, resultado de haber cubierto como fotógrafa y reportera durante más de seis años las pasarelas de moda de París.

¿Es de las que siempre van con su cámara a todas partes?
Siempre fui la que nunca sale de casa sin su cámara. Esa fue, tal vez, la primera lección que aprendí. Ahora, viviendo en la República Dominicana, no lo hago, pero desde que pongo un pie en París o Nueva York, ciudades donde se camina todo el día, sin regresar, muchas veces a la casa hasta la noche, esa es la norma.

¿Cómo visualiza en este momento el arte dominicano?
Sumamente interesante. Hemos estado abriéndonos cada vez más a los movimientos y corrientes artísticas internacionales y eso es muy positivo. El arte interesa y atrae cada día a un mayor número de personas. En mi caso, llevo el pulso con mucha atención de la fotografía y constato día a día cómo el interés por ella va acrecentándose.

Ha expuesto en muchos lugares del mundo, pero ¿dónde le gustaría ver un trabajo fotográfico suyo?
Antes me quedaba Lima, la ciudad donde nací, pero ya esto se hizo realidad, porque tengo varios de mis trabajos en distintas residencias de allí. Pero sí me gustaría hacer una exposición individual en Lima. Pero durante mi trayectoria profesional he participado en varias exposiciones individuales y en numerosas colectivas en la República Dominicana, Puerto Rico, Francia, Alemania, España, México, Portugal, Abu Dhabi y Estados Unidos. Mis obras han sido presentadas en diversas organizaciones, como la Universidad de Zayed en Abu Dhabi; en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en París; Museo de la Mujer en Bonn, Museo de Arte Moderno (MAM) de la República Dominicana y en el Carrousel del Museo del Louvre, París.

¿Cómo define su trabajo actualmente?
Yo definiría la época en que me encuentro en la fotografía como de disfrute. La fotografía fue mi cómplice cuando me mudé a París y empecé una nueva vida. Ella me sirvió de aliada cuando regresé a mi país 24 años después en otra etapa de mi vida.

¿Cuáles son sus proyectos a futuro?
Tengo dos proyectos nuevos que ya comencé a trabajar. Uno tiene que ver con el mundo de los caballos, y el otro, lo guardo por ahora en secreto.

Aliada
La fotografía fue mi cómplice cuando me mudé a París y empecé una nueva vida, y me sirvió de aliada cuando regresé a mi país 24 años después, en otra etapa de mi vida”.

Seducción
Los artistas surrealistas siempre han ejercido en mí una especie de fascinación especial, tanto en pintura como escritura: Magritte, Chirico, Picasso, Julio Cortázar, Kafka…”.

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