Si yo hubiera sido un feto en estos tiempos, mi llegada a este pícaro mundo no fuera realidad, pero por fortuna en la época en que nací, salido del vientre de mi nunca olvidada madre Dominga Gómez (fallecida cuando apenas su niño tenía dos años), no se registraban abortos.

Significa que los bebés, sin importar su procedencia social o económica, nacían sin ser molestados por quienes -violando el “sagrado” principio Hipocrático de su oficio- ejercen la medicina comercializada. En aquellos tiempos había humanismo. ¡No se registraban asesinatos de inocentes criaturas!

Me llenó de alta satisfacción las santas palabras del Papa Francisco a propósito del diabólico deseo por el que abogan indolentes individuos. El antihumano deseo de que se despenalice la ley del aborto.

Las siguientes fueron algunas de las santas palabras del Sumo Pontífice con las que les sale al paso a quienes abogan porque no lleguen a la Tierra nuevas vidas:

“En el siglo pasado todo el mundo estaba escandalizado por lo que hacían los nazis para cuidar la pureza de la raza. Hoy hacemos lo mismo, pero con guantes blancos”.

Se refirió a los profesionales de “guantes blancos” que con el aborto impiden el nacimiento de inocentes bebés.

Proclamo con firmeza, que soy un defensor de la vida y que el aborto hay que encasillarlo en el “asesinato per se”.

Lo declarado por el Papa Francisco se fortalece con la opinión del humanista y catedrático universitario español Benigno Blanco Rodríguez.

Blanco Rodríguez, expresidente del Foro Español de la Familia, fue contundente al declararse en contra del aborto. Textualmente precisó: “Me declaro en contra de la práctica abortista”.

También, esto para echar por el piso lo que argumentan algunos malvados con satánicas actitudes, negó que la suspensión del embarazo esté reconocida internacionalmente como un “derecho humano”. Blanco Rodríguez, quien ofreció una conferencia en la Cámara de Diputados, reveló que en Estado Unidos y en Europa se aprueban leyes para restringir el aborto. ¡Qué trascendente revelación!

Subrayar que los medios de comunicación deben pronunciarse sobre el crimen que constituye el inhumano adefesio.

Honorables congresistas, están a tiempo de frenar a los asesinos de criaturas e impedir a quienes insisten -con falsos argumentos feministas- que en República Dominicana sea aprobada una ley que favorezca la despenalización de ese crimen.

¡Démosle un no a la despenalización del aborto!

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