¿Y es fácil, que a un Presidente se le coloquen en la acera del frente prácticamente todas “las fuerzas vivas” de la Nación?
Pregúntenle al danilismo, cuya mayoría senatorial pasó por agua una Ley de Partidos Políticos con primarias “abiertas”, y antes de cumplirse el mes el Presidente solicitaba al Congreso pactarla con la oposición.

Danilo hizo bien, porque el último recorrido de esa iniciativa cuenta una historia de resbalosos bajaderos, desde el Congreso al Comité Político y vuelta al Congreso.

Bajo el entramado del manejo que se da a la opinión pública en la nublazón propagandística del gobierno del PLD, pasa inadvertido el nuevo escenario de que en el ínterin de la discusión de la Ley de Partidos llegó a un punto de inflexión la posibilidad de colar una reforma constitucional para abrir trochas a la reelección.

Por lo mismo que no pudieron pasar las “abiertas”, tampoco pasaría una reforma constitucional: requiere mayoría calificada que no tiene el danilismo en la Cámara Baja.

Se dirá que el de la reelección ya no es el punto, pero hace sólo una semana el amigo Felipe Ciprián escribió: “Creo que con su carta Danilo tira otro paso al frente desbrozando el camino de su repostulación en la búsqueda de la reelección presidencial para el año 2020”.

Jorge Subero Isa declaró el domingo: “el presidente Danilo Medina buscará una nueva repostulación en las próximas elecciones…”, y ayer Alfredo Freites escribió: “Las primarias abiertas (…) facilitan el camino de la reelección de Danilo”.
Cuando en 2015 reformó la Constitución, Danilo tenía alta popularidad, pero hoy en su gobierno han colapsado servicios públicos tan esenciales que la gente anda arrinconada por el desorden, la incertidumbre y la desesperanza, todo lo cual sacó al Presidente de competencia.

A quienes creen que Danilo puede seguir no les importa que Navarro el de Educación proclame la necesidad de “una nueva institucionalidad para ejecutar políticas públicas” eficientes. No le paran a que el ministro Isa Conde proponga “poner en marcha reformas estructurales en lo que queda de gobierno”, o que el flamante precandidato presidencial Amarante Baret reconozca que la influyente clase media está como la arepa: “fuego por arriba y fuego por abajo”. Esos datos de la realidad y observaciones confirman el planteamiento de Luis Abinader de que el modelo de gobierno del PLD se agotó, y que llegó la hora del cambio, que vendrá con las elecciones de mayo 2020. Sin importar cuanto pese el lastre del continuismo y la reelección en la cultura criolla, el cambio va.

¿Se esfumó el fantasma de la reelección? Hoy inicia la temporada ciclónica. Desde ayer va montada una romería camino a San Juan, en un tropel de nigromantes, alquimistas, prestidigitadores, y adivinadores, milagreros y plañideras a invocar un ciclón arrasador, que haga resurgir a Danilo cual ave fénix, a reconstruir el país.

Pero ni brujos que sean. Porque hasta para eso se hizo tarde, aunque esa es otra historia, que habrá tiempo de contar.

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