La cultura de paz por la que tanto se aboga en el país, como vía para enfrentar la violencia que afecta a la sociedad, necesita una ayuda complementaria, también.
Viendo y escuchando un video que este fin de semana circuló en las redes sociales en torno a la tragedia en el sector La Toronja, en Santo Domingo Este, se llega a la conclusión de que también en el país se necesita con urgencia la adopción de una cultura de mediación, de intervención de terceros en discusiones y conflictos entre vecinos o hasta entre conductores que han tenido accidentes de tránsito.
En el video de referencia se escucha una acalorada discusión por el tema del estacionamiento de un vehículo. La discusión, al menos la parte grabada, duró el tiempo necesario para que un mediador interviniera y evitara tal vez el desenlace fatal de tres muertos y un menor herido.
De haber existido una actitud de mediación, alguien presente en el lugar del incidente, tal vez el mismo que hizo la grabación del video, habría buscado la paz y evitado el triple homicidio.
Pero no hubo nadie con vocación mediadora.
El incidente refleja, además, que en un gran segmento de la sociedad existe una notoria indiferencia hacia los problemas entre terceros, pero que sí está presto para filmar y grabar todo. No inmiscuirse en problemas ajenos se está convirtiendo en una actitud muy asumida por una gran parte de la población.
Se han dado situaciones de accidentes en los que personas presentes, en vez de acudir en auxilio del accidentado, optan por tomar fotos y grabar videos para subirlos a las redes sociales. Es una lamentable tendencia hacia la deshumanización.
El espíritu de solidaridad y el sentimiento de compasión se están perdiendo, como si una parte de la población no pensara en el consejo que reza: “Hoy por ti, mañana por mí”.
Junto con la cultura de paz, cuyo fomento solicitó la semana pasada el procurador general de la República, se debe inculcar y rescatar la actitud de mediación como vía contra la violencia.
