Todos debemos haber escuchado más de una vez que todo, por malo que parezca, tiene su lado bueno y positivo.

Es común que cuando te sientas abatido y desesperado, más de uno te diga: “No te preocupes. Todo se arreglará. No hay mal que por bien no venga. Mírale el lado positivo”. En fin, palabras bien intencionadas, provenientes, quizás de aquellos que anteriormente atravesaron la misma situación.

Las personas que viven con optimismo, siempre esperan lo mejor. Confían en que su realidad, por dura que sea, cambiará para bien, en menos tiempo del esperado.

No importa el tamaño de la prueba, dicen los cristianos, siempre tu fe será mayor.

No es que no sufran, no es que no se preocupen, no es que no están conscientes de las adversidades y sus consecuencias, es solo que aquellos que viven con fe, dejan en manos del Señor sus cargas y sus problemas, seguros de que este batallará por ellos hasta alcanzar la victoria.

Así mismo, hacen sus ambientes más llevaderos, sus entornos agradables, pues aunque no se vuelven ciegos a los defectos de los demás, se centran en las virtudes de sus semejantes. Tratan de ver lo mejor en los otros.

Alguien una vez me enseñó que en la vida había que dar gracias por todo. Por lo bueno, porque eran bendiciones, y por lo malo, porque bien pudo haber sido peor.

Me dijo que siempre que te empeñas en ver lo malo que hay en las personas y en las situaciones difíciles, te será muy difícil hacer buenos y verdaderos amigos, pues todos tenemos aspectos negativos que muchas veces opacan nuestras virtudes.

Lo mismo sucede ante los retos, las adversidades, las situaciones más difíciles, dejamos que la dificultad del momento nos desarme. Perdemos la fe y la confianza para luchar. Juramos que es imposible que logremos sobreponernos.

En ese momento lo menos que queremos escuchar es: “Tranquilo, todo tiene algo bueno. Mírale el lado positivo”.

En el momento que una persona está desesperada, no puede creer que su situación tenga algo de positivo, mas, pasado el viacrucis, cuando por fin llega a la salida, las puertas que se abren a su paso le confirman que aquella era la parte mala del camino rumbo a tiempos mejores.

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