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Introducción

Mi primera intención era ofrecer un material en memoria de ese ser entrañable llamado madre, con motivo del Día de las Madres 2018.

Pero resulta que encontré materia para dos entregas. En verdad, son escritos de cuatro décadas pasadas de mi vida: los ’70, los ’80, los ‘90 y 2000. Echar este vistazo puede resultar interesante. A esos cuatro trabajos agregué un quinto sobre frases en torno a las madres de diferentes autores en diversas épocas.

I
Serenata a mami Nena
Mi madre
Madre,
acaba de llover.
La noche ha lavado su cara
y la lluvia ha empapado la Madre Tierra.
Los cielos le han devuelto
-nada nuevo-
Las muchas aguas que ha poco,
de la misma Madre Tierra,
vaciándole su seno,
habían bebido.

Nuestra serenata
es lluvia mañanera de canciones,
que busca empapar de cariño de hijos
tu corazón materno,
devolviéndote así
-nada nuevo-
el mismo cariño
que de ti misma,
de tus labios, tus caricias y tu empeño,
habíamos bebido.
(Al amanecer. Después de un aguacero. Día de las Madres, mayo 27 de 1973).
Publicado en mi libro “El más bello de los poemas”, pág. 105
II
A las madres con cariño
La Familia: Vamos a celebrar la Fiesta de las Madres
Ricardo: ¿Cuándo vienen las Madres?
La Madre: ¡Yo soy la Madre!
Ricardo: ¡Ombe! Tú no eres las
madres… tú eres mi mami.
(Niño de 4 años)

El comercio, digna actividad de relaciones e intercambio entre los hombres, se ensució las manos cuando se volvió totalmente materialista e hizo del ganar su única ley.

No podemos permitir que el afán de ganancias ponga sus manos sucias sobre el Día de las Madres y que esta fiesta, tan llena de profundidad humana, se reduzca a la propaganda y competencias entre supermercados y tiendas, esforzados en meternos por los ojos sus objetos.

La madre es el símbolo del amor y de la entrega generosa.
Ella merece, como respuesta, algo más que un regalo comprado a prisa o impuesto por la propaganda.

Cualquier regalo debe llevar el sello de ser algo personal, que se buscó y escogió con cariño.

La casa de la madre se llena de hijos, de besos y obsequios porque la madre no se fija en el partido político, la ideología o el sistema socioeconómico al que pertenecen sus hijos para amarlos. No los mira con el color de esos lentes que los hombres necesitan, pero que los dividen. Los mira sencillamente con el corazón. En amores como el de las madres los hombres vuelven a encontrar la unidad en medio de la diversidad.

Las madres con un hijo loco, criminal o preso merecen nuestro sincero reconocimiento y la mejor de nuestras felicitaciones por su amor sacrificado que les lleva a nunca abandonar al hijo “problema”. Ellas se sienten, a veces, marginadas socialmente. No saben que solo su fidelidad en el cariño bastaría para rescatar a sus hijos y darles el mejor puesto en la sociedad.

Las madres solteras, viudas o solas, las que con gran esfuerzo buscan para sus criaturas el pan del cuerpo y de la enseñanza, sienten tantas veces el cansancio y el frío de la soledad. Unas veces las anima Dios, otras veces, una voz amiga y el fuego de su amor materno. Y siempre las calienta el abrazo sincero de sus hijos en el día de las Madres y, tal vez, en otros muchos días del año.

Las madres espirituales, esas mujeres que no nos llevaron en sus entrañas, pero que nos ofrecieron su cariño materno abnegado y desinteresado son bendición de la existencia humana por el apoyo moral y económico prestado a tantos seres humanos. En la vida de mucha gente hay una o varias madres espirituales.

La Virgen de la Altagracia es madre espiritual para la inmensa mayoría de los dominicanos. ¡Felicitaciones Madre Altagracia!
Ningún hijo habla mal de su madre, de ninguna de sus madres, Madre Patria, Madre Iglesia o Madre Liberación.

Cuando los hombres se tornan egoístas, buscan solo su interés y se pasan el tiempo peleando entre ellos, la Madre Naturaleza se desconcierta y pierde su equilibrio. Así sucede con todas las madres.

Las flores son cada día más caras y más escasas y menos al alcance de todo el mundo. No me extrañaría que pronto la madre tierra (o sería la primera vez) enojada, se niegue a seguir pariendo las flores blancas para las madres muertas, y las flores rojas para las madres vivas, hasta que sus flores, sus plantas y sus frutos estén otra vez al alcance de todos los hijos.

El Día de las Madres es un hermoso día para reconciliarse con la madre ofendida y comenzar otra etapa de mejores relaciones. Es también el día indicado para hacer el mejor de los regalos: Un don de la persona misma, arrancar un vicio o cultivar una virtud. Es, sin lugar a duda, el regalo que más agradaría a “Mami”.
(Escrito en la Década de los ’80).

Publicado en mi libro, “Antes de un Momento: Tema 16, Pág. 69-71.

III
Frases de autores en torno a las madres
Tomadas del Diccionario de citas
Editorial Labor, S. A.

1. Entre todas las mujeres, solo la madre representa la verdad. (M. Barres, Un jardín sur 1º Orante). Literato y novelista, francés. 1862-1923.

2. Quizás a nadie atormentamos como a nuestra madre; quizá por ningún cariño sacrificamos menos: tan seguros estamos de poseerlo siempre, de que siempre perdona. (J. Benavente, Rosas de otoño). Autor dramático francés. 1866-1954.

3. Solamente una madre sabe lo que significa amar y ser feliz. (A. von Chamisso, Gedichte: Frauenliebe und Leben (1830). Naturalista, poeta y novelista alemán. 1761-1838.

4. El amor maternal se compone de abnegaciones y de egoísmos; la madre no siente más que su abnegación; los extraños perciben su egoísmo. (Condesa Diane, Maximes de la vie). Escritora francesa. 1829-1899.

5. Las madres perdonan siempre: han venido al mundo para eso. (A. Dumas, Padre, Louise Bernard, II, 5). Novelista y autor dramático, francés. 1803-1870.

6. Madres del Hombre, úteros fecundos, Hornos de Dios, donde cristaliza el humus vivo en ordenados moldes. (A. Figuera Aymerich, Los días duros: Madres). Poetisa española contemporánea.

7. Grande es siempre el amor maternal, pero toca en lo sublime cuando se mezcla con la admiración por el hijo amado. (A. Ganivet, Conquista del reino de Maya, capo. XXI). Escritor y novelista español. 1862-1898.

8. Cuando mira al mundo, puede el joven dudar de la mujer; pero jamás dudará de él, si mira a su madre. (J. B. Lacordaire, Pensées, Femme). Sacerdote dominico, miembro de la Academia Francesa. 1802-1861.

9. Ya que toda mujer, porque Dios lo ha querido, ¡dentro de su corazón lleva un hijo dormido! (G. Martínez Sierra, Canción de cuna). Comediógrafo español. 1881-1947.

10. ¡Las madres! Pensadlo bien; ellas son las que cubren de ángeles la tierra (J. Selgas), Luces y sombras: Un artículo. (Ed. 1880, pág. 156.). Poeta y periodista español. 1822-1882.

Conclusión

CERTIFICO que he querido entregar en mi trabajo “Las madres nos hacen pensar” escritos de diferentes épocas, como también frases de diferentes autores, precisamente para eso: para pensar, meditar o hablar sobre las madres.

DOY FE en Santiago de los Caballeros a los quince (15) días del mes de mayo del año del Señor dos mil dieciocho (2018).

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