Con la carta a los presidentes de las cámaras legislativas el pasado miércoles, el presidente Danilo Medina da un paso hacia adelante en la empantanada discusión sobre el proyecto de ley que habrá de regular la vida de los partidos.

Al margen de los resultados finales, la iniciativa rompe el estancamiento, cuando propone (más que la constitución de una “comisión bicameral” que francamente no se corresponde con el estado en que se encuentra el proyecto de ley de partidos en la Cámara de Diputados), la exploración de “opciones alternativas y se procure, en el menor tiempo posible… una solución pactada que allane el camino para aprobar la ley sobre partidos, agrupaciones y movimientos políticos”.

Era hora. El presidente Medina reafirmó abiertamente su convicción sobre el punto de desacuerdo, que es el método de selección de los candidatos a cargos electivos, mediante primarias abiertas y simultáneas, con el padrón de la Junta Central Electoral. Y reconoció la realidad de que tal y como fue aprobada en el Senado no pasaría en la Cámara de Diputados.

Que entendiera su responsabilidad como dirigente político y como presidente de la República, para poner el interés nacional por encima de cualquier otra consideración, es loable. De ahí su propuesta, con el debido respeto a otro poder del Estado, que “se abra un espacio de diálogo entre las diferentes fuerzas representadas en el Congreso Nacional con miras a buscar una salida viable y de consenso que haga posible aprobar” la legislación.

Es lo que corresponde. Sugiere una solución política que deben considerar los miembros de las cámaras. No debe ser a través de una comisión bicameral, porque ese escenario pasó. La ley está en la Cámara Baja y debe ser desde esa instancia, en consulta con los senadores y los actores políticos vinculados, que deben posibilitar los acuerdos o las vías alternas posibles.

Retrotraer el proyecto a una comisión bicameral es retornar peligrosamente al inicio para nunca terminar.

El otro líder del PLD, Leonel Fernández, ha favorecido la propuesta del presidente Medina, lo mismo que el opositor Luis Abinader y amplios sectores de la sociedad civil.

Si hay buena fe y verdadero espíritu constructivo, lo interesante sería presentar la fórmula de entendimiento a la comisión especial de la Cámara Baja y que el pleno la sancione sin más.

Posted in EditorialEtiquetas

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas