El sábado 14 de abril el amigo César Medina me hizo la distinción de publicar en su columna de Listín Diario un escrito difundido en mi muro de Facebook.

Cuestionaba yo que César calificara de “jugada política de altos vuelos” la decisión del danilismo de aprobar atropelladamente en el Senado la Ley de Partidos Políticos.

Tres cuestionamientos esenciales hice: 1) Que tal decisión desconocía los pronunciamientos de prácticamente todo el país defendiendo los derechos adquiridos de las militancias de los partidos a elegir sus candidaturas.

2) Que sabía el danilismo se le haría muy difícil “persuadir” a la cantidad de diputados requerida para aprobar la pieza.

3) Que dada la imposición en el Senado y la imposibilidad de que fuera refrendada en la Cámara de Diputados, la ley terminaría en un punto muerto.

La carta enviada el miércoles por Medina a los presidentes del Senado y la Cámara de Diputados parece dar inicio a una rectificación del camino andado hasta el momento.

Digo parece puesto que pese a solicitar abrir “un espacio de diálogo entre las diferentes fuerzas políticas representadas en el Congreso Nacional con miras a buscar una salida viable y de consenso que haga posible aprobar esta importante legislación”, el Presidente puntualiza que la imposición atropellante del Senado es una “decisión que merece mi sincera felicitación”.

El Presidente tampoco parece estar claro sobre lo que está ocurriendo sobre el tema, pues escribe que la única motivación que ha tenido, “junto a muchos otros sectores de la sociedad dominicana al defender el modelo de primarias abiertas”, cuando los partidarios de ese método se han quedado solos, al que ayer la Conferencia del Episcopado le dio el tiro de gracia al oponerse a que a los partidos se les imponga la forma de elegir sus candidaturas.

Al final de su comunicación el Presidente toma el curso que de él ha estado esperando la sociedad, cuando recomienda a los presidentes de ambas cámaras procurar “una solución pactada que allane el camino para aprobar la ley…”.

Es inteligente y madura la rectificación aún confusa del presidente Medina, que ojalá extienda a la propuesta que le hizo recientemente Luis Abinader para que se aproveche un consenso alrededor de las leyes Electoral y de Partidos para pactar un conjunto de estrategias fundamentales para sacar al país del atraso y redireccionarlo por las sendas de un nuevo modelo desarrollo.

Terminé el artículo que me reprodujo el amigo Medina afirmando que “la forma de ayudar al Presidente es diciéndole lo que hay, y aconsejándole que se olvide de todo cuanto no sea concertar con la oposición y la sociedad los grandes temas pendientes, que contribuyan a mejorar lo que le queda de gobierno, y prepararse a entregar tranquilo a su sucesor el 16 de agosto de 2020. “Es lo que conviene al país, a él y a su familia y hasta a su propio partido… lo demás, “abiertas” incluidas, es monte y culebra”.

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