China y República Dominicana para principiantes

El establecimiento de relaciones diplomáticas con la República Popular China era un asunto de sentido común. Mucho tardó el país en empezar el esfuerzo y concretarlo.

El establecimiento de relaciones diplomáticas con la República Popular China era un asunto de sentido común. Mucho tardó el país en empezar el esfuerzo y concretarlo. Seguir ignorando la realidad de que China es la economía más grande del mundo, que es el país más poblado del planeta, que es miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que está teniendo una creciente influencia geopolítica y económica internacional, y que ha estado dando saltos tecnológicos significativos con intenciones de convertirse en un líder global en innovaciones, era un sinsentido.

El sentido de las relaciones diplomáticas

Desde el punto de vista de China, el paso tiene sentido casi exclusivamente geopolítico porque abona en su esfuerzo por aislar a Taiwán con el objetivo de terminar integrando a ese territorio, de manera efectiva, a la soberanía de su Estado. También tiene sentido económico, pero mucho menor por la pequeñez de la economía dominicana.

Desde el punto de vista de la República Dominicana, el sentido es, en mucho, económico: al tener relaciones diplomáticas formales, facilita los vínculos económicos, en particular en materia de flujos de inversiones y crediticios. En el caso de las inversiones, porque del reconocimiento político mutuo y del establecimiento de misiones diplomáticas se deriva una capacidad de los Estados para defender intereses económicos frente al otro país. Las inversiones pueden ser amparadas y protegidas por los Estados, otorgándoles una seguridad mucho mayor que en caso de no existir estas relaciones. Esto tiene una gran importancia porque, como explicaremos en breve, China es la segunda economía del mundo que más invierte en el extranjero. En el caso de los créditos, las relaciones diplomáticas permiten acceder a créditos bilaterales y a programas de cooperación que facilitan recursos financieros y de otro tipo.

Habiendo hecho lo que ya casi todo el mundo hizo, ¿Qué se puede esperar de las relaciones económicas? Para responder a esta pregunta, hay que tener presente los siguientes elementos.

El comercio actual

Primero, y aunque sea demasiado obvio, vale la pena recordar que, con el establecimiento de relaciones diplomáticas, los términos de las relaciones comerciales entre los países no cambian, por lo que no es esperable que, por lo menos por esa vía, se alteren de manera significativa los flujos de mercancías entre ambos países.

El trato comercial que ambos países se dispensan es el que se conoce como trato de Nación Más Favorecida (NMF). Este es el que cada uno de los países miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) está obligado a dispensarle al resto de los miembros. Un trato más preferencial sólo se otorga si hay un acuerdo comercial bilateral o regional como un tratado de libre comercio. Por lo tanto, en el caso de la República Dominicana, el trato NMF que se les otorga a las mercancías chinas no es más que el trato que se les otorga a las de los países con los que no tenemos acuerdos comerciales. Eso significa que la mayoría de las manufacturas terminadas seguirán pagando un arancel de 20%, y otros productos intermedios e insumos están sujetos a gravámenes de 14%, 8%, 3% o 0%, en parte en función del grado de terminación de ellos.

Segundo, la balanza comercial con China es altamente deficitaria. En 2017, las importaciones rondaron probablemente los 2,500 millones de dólares. En 2016 fue de poco más de 2,300 millones, mientras las exportaciones no alcanzaron los 120 millones.
Tercero, China exporta a la República Dominicana productos y artefactos eléctricos y electrónicos (38%) tales como teléfonos, televisores, transformadores, cables, interruptores, lámparas y tubos eléctricos, computadoras y acondicionadores de aire; productos de hierro y acero (8%); vehículos y partes de vehículos (6%) tales como automóviles, motocicletas y camiones; productos plásticos (5%); calzados (5%); prendas de vestir (5%) y muebles (3%). La República Dominicana exporta a China principalmente minerales (69%).

¿Un acuerdo comercial bilateral?

Cuarto, el hecho de que las manufacturas importadas desde China no reciban preferencias arancelarias en el país mientras que las originarias de Estados Unidos, Centroamérica, la Unión Europea y los países del CARIFORO sí la reciben, podría implicar que sea del interés de China negociar un acuerdo comercial que reduzca esa desventaja. El tema de un acuerdo comercial no está planteado todavía, es muy temprano, pero podría estar en la mira del gobierno chino porque, aunque la importancia fundamental del establecimiento de relaciones diplomáticas con el país es política, no le van a dar la espalda a la perspectiva de incrementar los negocios. Hay que recordar que tan pronto China y Costa Rica establecieron relaciones diplomáticas en 2007, negociaron un acuerdo de libre comercio.

Quinto, por lo anterior, la República Dominicana debería de prepararse identificando sus intereses estratégicos en la relación económica y comercial con China, no sólo para reaccionar ante alguna propuesta sino también para ser proactiva, proponiendo algún tipo de acuerdo que se determine conveniente.

Es claro que China tendría interés en mejorar el acceso al mercado de manufacturas en el país. Esto debe poner en alerta al sector industrial nacional que ha resistido los esfuerzos por negociar nuevos acuerdos ante los desfavorables resultados que para el sector han tenido los anteriores. La amenaza de la competencia china es aún mayor que la de los países más desarrollados con los que tenemos acuerdos (Unión Europea y Estados Unidos) porque China combina capacidades tecnológicas con mano de obra de relativamente bajo costo.

El interés de la República Dominicana podría estar en la agropecuaria, la agroindustria y quizás algunas manufacturas, pero para determinar eso habría que conocer con detenimiento las barreras comerciales que enfrenta el país en China, y las ventajas relativas que podrían tener actividades específicas en ese mercado.

Las inversiones: lo más prometedor

Sexto, para el país uno de los aspectos que podrían ser más prometedores es la posibilidad de un incremento de la inversión de empresas chinas en el país. En ese sentido, hay que destacar que, según datos de la UNCTAD, China es la segunda economía del mundo que más invierte en el extranjero. En 2016, sus empresas invirtieron 183 mil millones de dólares fuera de China. Esto fue el 13% de la inversión extranjera directa (IED) total de ese año. Sólo Estados Unidos estuvo por encima con 299 mil millones. Además, la IED saliente de China está creciendo a una gran velocidad. A lo largo de los últimos 10 años se ha multiplicado por 10, siete veces más de lo que lo hizo la estadounidense, que creció 41% en el mismo período.

Séptimo, las inversiones chinas en el extranjero, y en particular en América Latina, ya no están siendo tanto en industrias extractivas. Ese énfasis es cosa del pasado. Un estudio auspiciado por la OCDE, el Atlantic Council y el banco HSBC encontró que mientras entre 2003 y 2012, más del 60% de las inversiones chinas en América Latina fue en extractivas, entre 2013 y 2016 más del 60% fue en servicios (transporte, finanzas, telecomunicaciones), energía alternativa y manufacturas. Eso no significa que las extractivas no sean de su interés. Lo son, y la presión sobre los recursos mineros del país podría acrecentarse. Lo que significa, más bien, es que podríamos ver empresas chinas incursionando en sectores inesperados como la generación de energía eléctrica (incluyendo de fuentes renovables, en las que China está dando pasos tecnológicos gigantes) o el sector financiero.

Adicionalmente, las tensiones entre Estados Unidos y China podrían estar colocando a América Latina en general y al país en particular en una mejor situación para recibir inversión directa de empresas chinas y estadounidenses, las cuales, frente a esa situación prefieran relocalizarse para evadir efectos adversos.
Como se ha dicho, la localización en el país de inversiones chinas en manufacturas para vender en el mercado estadounidense aprovechando el acceso preferencial que da el DR-CAFTA es una de las opciones. Para evaluar esa posibilidad, sería recomendable conocer la experiencia costarricense.

Octavo, una parte muy significativa de la inversión china en el extranjero es de multinacionales estatales. Son 257 empresas en total y representan el 18% de las multinacionales estatales del mundo. Eso puede significar que, además de lo económico, la inversión extranjera china también responde a un interés estratégico de Estado. Ese es un elemento importante para tomar en cuenta.

Turismo

Noveno, según datos de la Organización Mundial del Turismo (OMT), China es el país que más turistas envía al mundo: más de 130 millones en 2017. En comparación, Estados Unidos envía 80 millones. El gasto total de los turistas chinos en el mundo es de más de 110 mil millones de dólares por año. Pellizcar sólo un pedacito de ese pastel puede hacer una diferencia importante en este país, y hay que diseñar estrategias y planes concretos para lograrlo.

En un escenario general como éste, la pregunta que hay que hacerse es si tenemos o nos aprestamos a tener una visión estratégica de la relación con China, si tenemos los objetivos fundamentales claros, si tenemos identificadas las alternativas para lograrlos, y si conocemos bien los riesgos.

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