Un tercer participante, Juan Carlos Cruz, se aprestaba a reunirse con el papa el domingo.
En enero en una visita a Chile, Francisco suscitó una controversia al criticar las denuncias de los hombres de que un obispo encubrió los abusos. Luego de la indignación causada por sus comentarios, el papa los invitó al Vaticano. Francisco ha solicitado a la Santa Sede no revelar el contenido de las conversaciones porque la prioridad era escuchar y pedirles perdón por lo sucedido.
El domingo, cuando unas 30.000 personas estaban congregadas en la Plaza de San Pedro para la presentación papal al mediodía desde una ventana del Palacio Apostólico, los tres hombres se vieron relajados parados en una terraza sobre la plaza.
En un tuit, Cruz dijo que estaba muy satisfecho por la forma en que transcurrió su conversación con el papa y sus amigos Murillo y Hamilton, diciendo que los tres se sentían “calmados y en paz y sintiéndose bienvenidos por el Santo Padre”.
Los tres fueron abusados por el predador más notorio de la Iglesia chilena, el reverendo Fernando Karadima. Su testimonio fue clave en la decisión del Vaticano de retirar a Karadima del sacerdocio en el 2011.
Cuando viajó a Chile en enero, Francisco demandó prueba de las acusaciones de que un obispo a quien él nombró a una diócesis en el país sudamericano, Juan Barros, conocía de los abusos. Los hombres han dicho reiteradamente que Barros presenció e ignoró los abusos, algo que el obispo niega.
El pontífice mantuvo que no tenía evidencia de mala conducta por Barros. The Associated Press ha reportado que Francisco sí tenía evidencia, incluyendo una carta de Cruz que detallaba la conducta de Barros. La carta le fue entregada a Francisco por su principal asesor sobre asuntos de abuso sexual.
Francisco ahora ha variado radicalmente su posición, culpando a una falta de información “veraz y equilibrada” sobre Barros.