¿Qué asegura otra victoria electoral?

Parece un juego de palabras decir “se pierde ganando” o “se gana perdiendo”, pero no lo es. Se aplica en muchas cosas, mucho más en la actividad política, la cual está muy sujeta a la percepción.

Parece un juego de palabras decir “se pierde ganando” o “se gana perdiendo”, pero no lo es. Se aplica en muchas cosas, mucho más en la actividad política, la cual está muy sujeta a la percepción.

La reciente decisión del Senado de la República sobre el punto en debate en la Ley de Partidos, relativo al método de los partidos para escoger sus candidatos, es un claro ejemplo de las disyuntivas planteadas.

Los 24 senadores que aprobaron la propuesta de que el método es con primarias simultáneas y abiertas, habrán creído, por esa mayoría contra 8, de que ganaron. Es mucho más complejo que lo que parece.

Tener la mayoría calificada de votos, no es tener la razón. Puede que se vea en la percepción generalizada de la población, que fue la que los eligió, como una imposición mecánica e irracional de sus propiciadores.

Desde décadas se acordó en el seno del PLD, aplicar el consenso para decisiones importantes. El consenso requiere una base racional y de aceptación de todos; eso implica ceder entre todas las partes hasta encontrar el punto común. Es un cotejo de las diferentes motivaciones.

Se acordó, excepcionalmente, el centralismo democrático que es tomar decisiones por mayoría y la minoría sujetándose a ella. Este método de mayorías se venía aplicando en temas cotidianos y sin trascendencia.

Esa base teórica para aplicar métodos de decisión, se debatió en la Conferencia Salvador Allende, celebrada en 1974. Se consideró que los seres humanos pensamos y el debate es un juego de ideas. Dicho de otra manera, somos seres inteligentes, se debe argumentar para convencer. En los acuerdos del 2015 para gerenciar la crisis creada para reformar la Constitución, figura un punto priorizando el consenso.

Parecería que los legisladores no tienen que recurrir al consenso. Sin embargo, en ellos se impone, no solo una votación calificada o a unanimidad, sino que en sus condiciones de representantes de las comunidades que los eligieron, recojan de ellas sus pareceres.

La decisión adoptada por el Senado no valoró la opinión y percepción generalizada de que debían acogerse a la propuesta original de la JCE de que cada partido escoja su método de elección, garantizando la democracia interna.

Diferentes sectores políticos, económicos, sociales y religiosos manifiestan su rechazo a primarias simultáneas abiertas. Entre la diversidad de motivaciones, figuran las cláusulas constitucionales que se le impone a todos los poderes del Estado. Promover una aprobación con esas características es perder ganando. El éxito se lo creen los 24 senadores que votaron a favor, pero son los más afectados en la percepción general, quedando descalificados para ser sus representantes.

Por todas esas razones, ganar así es situarse en la antesala de sucesivas derrotas y recibir un desconocimiento de la autoridad que como legisladores deben sustentar.

Por otro lado, tiene vigencia aquello que planteé en el CP de que si en este debate se derrotaba a Leonel (en el CP o el Senado) y a Danilo en la Cámara de Diputados, por ser ley orgánica que requiere las 2/3 partes de los legisladores presentes, se está derrotando al PLD.

Lo que asegura otra victoria electoral, es consolidar la unidad interna y los acuerdos en la cohabitación, creando una percepción política para así lograr retener el poder.

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