Hoy celebramos el Día del Periodista, el agente que contribuye a que los ciudadanos reciban información de calidad para la toma de sus decisiones. Ese rol es compartido hoy con todos los actores sociales que están en posibilidad de recibir y emitir o multiplicar contenidos informativos en el insondable mundo de las redes.

Sin embargo, ese agente está en el deber de trabajar con el mayor sentido de responsabilidad para que los contenidos resulten completos, con los mayores detalles en un mundo complejo y diverso, interconectado como nunca antes.

Debe marcarse una clara diferencia de “cualquier cosa” que se difunda por ahí del ejercicio profesional en el manejo de la información. Como siempre, es necesario un marco de protección, al margen de las tendencias que pretenden disminuirlo, en perjuicio del derecho universal a la información y la comunicación.

El periodista tendría muchas dificultades si no recibe las informaciones adecuadas en las fuentes noticiosas, si los contenidos son atenuados por efecto de la censura proveniente de los poderes, económicos y políticos, o si se siente limitado por la peor de todas las censuras, que es la propia limitación por miedo o por falta de una conciencia crítica.

En fin, el ejercicio del periodismo requiere un marco amplio de libertad y de garantías, y así lo recogen las constituciones, declaraciones y principios a nivel global sobre la libre expresión.
El reto de cada periodista seguirá siendo estudiar e investigar, incesantemente, y no temer a los cambios ni a los riesgos, de ningún género.

Celebremos este 5 de abril confiados en que los periodistas nunca tendrían que temer para ejercer su oficio y su derecho a la libertad de palabra.

Repudiable

En la víspera del Día del Periodista, el grupo SIN revela que en la cárcel de La Victoria se habla entre criminales de manera amenazante de la integridad física de Alicia Ortega.

Sus trabajos sobre el asesinato del periodista José Silvestre en 2011 aparentemente han desesperado a los autores.

Es repudiable cualquier intento de acallar una voz que clama justicia.

La criminalidad es una amenaza latente contra los comunicadores. Es una de las mayores amenazas de estos tiempos. Debe investigarse a fondo si existe un repudiable trama en su contra.

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