Desde la antigüedad la gente ha sentido pánico cada vez que el suelo se ha estremecido repentinamente, debido a que con cada terremoto muchas edificaciones colapsan y aplastan a quienes estén dentro, provocando muchas muertes instantáneas, y aunque desde hace siglos la ingeniería ha estado buscando la forma de construir con garantía de sismorresistencia, cada día son más las construcciones vulnerables a los terremotos, y por eso cada día la gente pregunta por qué algunos edificios colapsan durante un terremoto, mientras otros edificios vecinos no colapsan.

El terremoto que afectó a la costa norte de nuestra isla en el año 1562 destruyó a las ciudades coloniales de Santiago y de La Vega, levantadas sobre los suelos arcillosos del valle del Cibao, pero no hizo ningún daño sobre la cuidad colonial de Santo Domingo, levantada sobre una plataforma de roca caliza coralina rígida; y de igual modo los terremotos de 1842 y de 1946, este último de magnitud 8.1, con una réplica de magnitud 7.6, provocaron graves daños sobre Santiago y La Vega, pero no hicieron daños sobre la ciudad colonial de Santo Domingo, y todos sabemos que las edificaciones coloniales de Santo Domingo no cuentan con refuerzos de acero, ni con hormigón de alta resistencia, ni fueron construidas bajo especificaciones de un código de sismorresistencia, lo que indica que su resistencia sísmica no está en su estructura, sino en la roca caliza rígida sobre la cual están levantadas.

Durante el terremoto de magnitud 8.1 ocurrido en la capital de México, en septiembre de 1985, todas las edificaciones colapsadas estaban levantadas sobre los suelos arcillosos blandos, y sobre las arenas sueltas, del antiguo lago Texcoco, pero las edificaciones levantadas sobre las rocas perímetrales al antiguo lago no sufrieron ningún tipo de daño, fruto de que el espectro sísmico solo se amplificó en los suelos blandos, pero se atenuó en las rocas rígidas de la periferia.

Durante el terremoto de magnitud 7 ocurrido en Puerto Príncipe, Haití, en fecha 12 de enero de 2010, unas 400 mil edificaciones colapsaron y provocaron la muerte de 316 mil personas, pero al hacer un inventario de los daños provocados por el terremoto encontramos que todas las edificaciones colapsadas estaban sobre suelos arcillosos y arenosos, incluyendo el Palacio Nacional, la Catedral, el hotel Montana, unas 5 mil escuelas, etc, sin embargo, las edificaciones precarias, sin ninguna ingeniería, con escasas o ningunas varillas, con cemento de pésima calidad, pero construidas sobre las rocas calizas litográficas expuestas en las montañas al sur de la ciudad, no sufrieron ningún tipo de daños, ni siquiera grietas menores, incluyendo las viviendas ubicadas en el mismo epicentro del sismo, e incluyendo edificaciones frágiles, con pisos blandos por cambios en la rigidez entre pisos (soft stories), con columnas cortas, con vuelos largos, y que al igual que en el caso de la ciudad colonial de Santo Domingo fueron protegidas por las rocas.

En artículos anteriores hemos expuesto que muchos hospitales de la zona noroeste de Ecuador, diseñados supuestamente con criterios de sismorresistencia, colapsaron con el terremoto de magnitud 7.8 ocurrido en fecha 16 de abril de 2016, incluyendo uno que sería entregado el lunes siguiente al terremoto, pero que estaba levantado sobre suelos arcillosos; mientras en agosto de 2016, en la zona arcillosa de Amatrice, Italia, la escuela pública, que recién había sido reforzada con fondos públicos para que resistiera un fuerte terremoto, y cuyos contratistas habían dado garantías de su sismorresistencia estructural, se desplomó con un sencillo temblor de tierra de magnitud 6.2, generando cuestionamientos profesionales, y obligando a la fiscalía a tener que abrir un proceso de investigación para enjuiciar a los profesionales de la ingeniería que tuvieron a su cargo los fallidos trabajos de sismorresistencia, aunque iguales sometimientos se han producido en Taiwán por el colapso de grandes edificios durante pequeños terremotos.

Al repetirse en septiembre de 2017 un nuevo terremoto que hizo vibrar los cimientos de la capital de México, vemos que todas las edificaciones colapsadas estaban levantadas sobre suelos blandos del antiguo lago Texcoco, al igual que en el terremoto de septiembre de 1985, motivo por el cual la universidad de Stanford hizo una detallada evaluación post terremoto que puso de manifiesto que en la capital mexicana habían colapsado estructuras que estaban sobre suelos blandos, y no cumplían con los criterios de sismorresistencia que debieron ser puestos en práctica a partir del terremoto de septiembre de 1985, fundamentalmente porque colapsaron estructuras aporticadas levantadas sobre suelos blandos.

Con cada terremoto ocurrido en cualquier parte del planeta Tierra, queda demostrado que las edificaciones colapsadas estaban levantadas sobre suelos flexibles de mala respuesta sísmica, mientras que estructuras frágiles, levantadas sobre rocas rígidas, se quedan de pie gracias a que las rocas atenúan las vibraciones y minimizan las fuerzas tangenciales responsables de los daños, y cuando la sociedad global entienda bien ese concepto, la gente comenzará a construir sobre rocas rígidas, o cuando tenga que construir sobre suelos flexibles lo hará bajo criterios estructurales diferentes a los actuales.

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