Funcionarios de la Casa Blanca instan a los legisladores a que resten importancia a algunas de las declaraciones de Trump

WASHINGTON (AP) — ¿Cuánto vale la palabra de la Casa Blanca? Varios días de declaraciones conflictivas y engañosas de Donald Trump y sus asesores principales han alimentado nuevas dudas sobre la credibilidad de la Casa Blanca, al sembrar desconfianza e inestabilidad en el Ala Oeste: el lugar de trabajo diario del presidente de Estados Unidos y de su equipo más importante.

Algunos congresistas republicanos incluso se están preguntando si tienen en el presidente a un socio que esté negociando de buena fe.

Según un exayudante de un líder republicano en el Congreso, negociar con los funcionarios de la Casa Blanca se ha vuelto algo imposible para los republicanos, dada la propensión del mandatario de socavar las garantías públicas y privadas de su propio equipo. Funcionarios de la Casa Blanca se han encontrado en la posición extraña de instar a los legisladores a que resten importancia a algunas de las declaraciones de Trump.

Este fue el caso el viernes, cuando en uno de sus habituales tuits matinales, Trump amenazó con vetar una masiva ley presupuestaria, luego de que la propia Casa Blanca había asegurado a los legisladores que el mandatario firmaría. Funcionarios de la Casa Blanca insistieron en privado en el que el presidente se estaba desahogando tras ver informaciones que presentaban el acuerdo como una derrota de varias de sus prioridades. Luego de horas de incertidumbre, promulgó la legislación.

Sin embargo, esta situación inquietó a algunos republicanos.

«La espontaneidad y la falta de control de los arrebatos son cosas que preocupan a muchos miembros de ambos lados de la cámara», dijo Charlie Dent, un diputado republicano por Pensilvania que ha sido crítico con el dirigente. «El desorden, el caos, la inestabilidad, la incertidumbre y las declaraciones desmedidas no son, en mi opinión, virtudes conservadoras».

Trent Lott, exlíder de la mayoría republicana del Senado, dijo que los legisladores republicanos «sienten una gran consternación» por la situación inducida por la Casa Blanca. «Supongo que había un método en lo que hizo el presidente».

Miembros de los dos partidos dijeron estar preocupados porque Trump parece ajeno a la forma en la que ha socavado su propia influencia y su agenda al tomar determinadas posiciones y luego abandonarlas sin pudor. En su día, los legisladores habrían atribuido estos pasos en falso a la poca experiencia del mandatario con Washington y sus formas, pero ya no.

Las vacilaciones de Trump con la ley presupuestaria fueron solo uno más dentro de una serie de incidentes recientes que pusieron la credibilidad de las palabras de la Casa Blanca en el punto de mira. A principios de mes, durante un acto privado de recaudación de fondos, Trump presumió de haberse inventado datos comerciales en una conversación con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau. Y en los últimos días, él y su equipo negaron rotundamente la posible marcha del asesor de seguridad nacional H.R. McMaster así como posibles cambios en el equipo legal que se encarga del papel de Trump en la investigación del fiscal especial sobre la interferencia de Rusia en las presidenciales y una obstrucción a la justicia. Más allá de las declaraciones públicas, John Kelly, jefe de despacho de la Casa Blanca, había asegurado en privado a su personal que no había reestructuraciones en el horizonte.

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