Se acerca la Semana Santa, temporada en la que el cuidado del cabello debe ser mayor, ya que estará más expuesto a condiciones extremas como los rayos del sol, el cloro de la piscina y la sal del mar.
Durante el asueto de Semana Santa, generalmente las personas se exponen con más frecuencia al sol, pues esos “días libres” se aprovechan para darse un chapuzón en el río o en el mar, razón por la que hay que cuidar mucho más de la piel y del cabello para hacer frente, precisamente, a los fuertes rayos solares.
En lo que se refiere al cabello, Yissel Espaillat, propietaria de Naturae Hair Culture & Salón, explica que desde ya hay que empezar a cuidar la cabellera para evitar que que el sol, el viento, el cloro y el agua del mar la deshidrate. En ese sentido, dice que una de las primeras medidas es cortar las puntas del cabello para darle más fuerza y evitar que las puntas se abran.
En cuanto a los productos a usar, Espaillat explica que la mentalidad “verde” o ecológica poco a poco ha ido ganando terreno en los últimos años, y cada vez hay más personas conscientes del cuidado del medio ambiente y también del propio cuerpo, por lo que recomienda utilizar productos órganicos, ya que no contienen químicos, que tienden a dañar el cabello.
“Los champús, acondicionadores y mascarillas orgánicas pueden ayudar a revivir el pelo y el cuero cabelludo de los duros tratamientos con productos tradicionales, que tienden a resecar, deshidratar y quebrar el cabello, tornándolo frágil y opaco. Los productos orgánicos a largo plazo funcionan, y sus resultados son mucho más duraderos, además de que contienen vitaminas A, C y E, así como ingredientes antioxidantes que nutren y reestructuran el cabello” dijo Espaillat.
Antes de exponerse al sol
Durante la exposición al sol el cabello seco y fino es el que más sufre. La combinación de los efectos de los rayos ultravioletas e infrarrojos reducen la secreción normal de sebo, que se convierte en insuficiente para dar al cabello ese brillo natural. Otro enemigo del cabello seco es el viento, que deposita sobre él un cúmulo de polvo que lo ensucia y reseca. Por ello es imprescindible hidratar y nutrir el pelo días antes de tumbarse bajo el sol.
Espaillat explica que una buena medida es aplicarse mascarillas naturales, ya que ayudan a devolverle al cabello todas las vitaminas perdidas debido al uso de algunos productos cosméticos muy fuertes como el champú y los tintes.
“Aplicar una mascarilla de plátano maduro ayudará a nutrir el cabello, siendo ideal para cabellos secos o dañados. Sus beneficios se relacionan con la alta cantidad de vitaminas y minerales, además su contenido de zinc fortalece el pelo y evita su caída. Así, la clara de huevo aporta proteínas al cabello y permite que el folículo piloso sea más fuerte, evitando que éste se quiebre. La proteína del huevo crudo actúa como un acondicionador y con las primeras aplicaciones se podrá notar el cambio que se va produciendo”, dice Yissell. Otro producto que contribuye a revitalizar el cabello es la leche evaparoda, ya que sus propiedades contribuyen a mejorar la salud y apariencia del cabello, haciéndolo lucir sano, bonito, brillante y suave.
El aguacate contiene vitamina A, B6 y vitamina E, que nutren, reparan y mejoran la saluda capilar. Además, es rico en antioxidantes que aumentan el flujo sanguíneo a los folículos pilosos, ayudando a fomentar el crecimiento del cabello. Cada una de las mascarillas se deberán aplicar durante 30 minutos, semanal o cada 15 días.
Beneficios de los aceites para el cabello
Los aceites naturales son una alternativa saludable y económica a los productos comerciales para reparar el daño capilar. Por ejemplo, el aceite de oliva contiene importantes antioxidantes que ayudan a combatir los radicales libres, y aporta nutrientes para el crecimiento saludable del pelo. Otro de los aceites por excelencia para cuidar el cabello es el aceite de romero, ya que estimula los folículos para producir nuevos cabellos. El aceite de almendras también posee diferentes nutrientes muy importantes para que el cabello crezca sano y fuerte, tales como vitaminas B1, B2, B6, E y A.
