Respetar la Constitución

Imaginamos que la decisión del abogado Fredermido Ferreras Díaz de desistir de su instancia de inconstitucionalidad contra la vigésima decisión transitoria de la Constitución aplacará los demonios.

Imaginamos que la decisión del abogado Fredermido Ferreras Díaz de desistir de su instancia de inconstitucionalidad contra la vigésima decisión transitoria de la Constitución aplacará los demonios.

Sin embargo, sería interesante desentrañar el origen verdadero de su iniciativa. Si actuó como dice, por cuenta propia, o en atención a los entes políticos que pugnan por el control de los poderes públicos.

El día antes de su desistimiento fue muy enfático en afirmar que proseguiría con su acción, y dijo que había recibido presiones del poder para que la descontinuara. Su cambio de actitud es sintomático y sugiere que no responde necesariamente a una espontánea decisión.

Si se trató de una jugada política, su revelación coincidió con un momento de tensión entre las partes que confrontan en el peledeísmo, a causa de expresiones relativas a la reelección, lo que contribuyó a disparar las alarmas que también movilizaron a la oposición y a una parte de la sociedad civil.

Resulta muy difícil determinar específicamente quiénes propiciarían esa jugada. Si fue impulsada desde el entorno gubernamental, resultaba un desatino, toda vez que adelanta un debate sobre la reelección presidencial, a menos de la mitad del período. Si proseguía, parecía obvio que correría la peor suerte en el Tribunal Constitucional. Pero si fue una estratagema de sus competidores internos, perseguirían el propósito de liquidar desde ya una iniciativa en esa dirección. De cualquier forma, constituiría una ganancia de causa para sus intereses.

En cualquier caso, el momento es oportuno para observar la importancia de defender las instituciones del sistema democrático. La necesidad de robustecer las bases en que se sustenta la gobernanza, que no puede estar sujeta a los vaivenes ni a las conveniencias circunstanciales de los actores políticos.

La Constitución de la República es la ley suprema, consecuencia de un contrato social de largo alcance. Siendo así, todos los poderes deben trabajar para robustecerla y la mejor manera de hacerlo es respetándola y sometiéndose a sus normas.

Posted in Editorial

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas