Me propongo ofrecer, en varias entregas, una serie de meditaciones a partir del Mensaje de la Conferencia del Episcopado Dominicano, titulado “La impostergable urgencia de vivir en valores”, fechado el 27 de febrero de 2018. Considero que en él hay mucho material para reflexionar, para la formación en las escuelas, en las familias y en todos los ambientes del ámbito del territorio dominicano y más allá de él.

Me parece que primero debo transcribir, con toda claridad y literalmente, los 20 valores que trae dicho Mensaje: los 12 del Preámbulo de la Constitución, cuatro que caracterizan a los dominicanos y cuatro más que aparecen entre sombras y luces. Ellos no agotan todos los valores a enumerar, pero ciertamente se refieren a actuales problemas nacionales.

Después de esta transcripción, propondremos algunas reflexiones o meditaciones, que nos parecen pueden ser útiles.

Hoy completamos los 12 valores traídos por la Carta Magna en su preámbulo.

VIII. El valor del bienestar social

“Aparece en referencia a la función esencial del Estado (art. 8 CD), e implica la calidad de vida que cada ciudadano pueda tener y a la cual cada persona está llamada a aportar (cf. art. 75.7 CD). Los empresarios en este sentido tienen una cuota social grande que deben contribuir para saber que al procurar el bienestar de sus empleados pueden estos dar más de sí a sus empresas, ya que una persona desmotivada ofrece un rendimiento mínimo en sus labores. “Un sistema que sacrifica los derechos fundamentales de la persona y de los grupos en aras a la organización de la producción es contrario a la dignidad del hombre” (CIC n. 2424). En ese orden, hemos de reconocer que las empresas tienen una responsabilidad social con el entorno en el cual se encuentran. Por otro lado, vemos con buenos ojos los esfuerzos de proveer desde el Estado iniciativas en pro de mejorar la calidad de vida de tantos dominicanos, a través de las facilidades de viviendas a bajo costo, programas de inserción social y de salud. Sin embargo, existen tantos indicadores por mejorar y que afectan ese ideal como es: el abuso infantil, el consumo de drogas, el abandono escolar, el desempleo, los homicidios y la desigualdad social de las riquezas”.

IX. El valor del equilibrio ecológico

“El siglo XXI inicia con un marcado interés de prevención de la contaminación y proteger el medioambiente en beneficio nuestro y de las generaciones por venir. La Constitución dominicana hace este valor exigible al presentar que “toda persona tiene derecho, tanto de modo individual como colectivo, al uso y goce sostenible de los recursos naturales; a habitar en un ambiente sano, ecológicamente equilibrado y adecuado para el desarrollo y preservación de las distintas formas de vida, del paisaje y de la naturaleza” (art. 67.1 CD). El valor del medio ambiente, tan ensombrecido por la explotación no sostenible de los ecosistemas, el mal manejo de la basura y la contaminación o la comercialización del carbón vegetal, del cual existe amplia conciencia sobre el fenómeno, pero no se publicita de manera adecuada porque se sustenta en redes poderosas, aunque se busquen chivos expiatorios en pequeños campesinos dominicanos o de origen haitiano. En medio de estas oscuridades ecológicas surgen luces que van creando conciencia a través de las luchas como la de los Haitises, y otras tantas iniciativas civiles en defensa del medio ambiente, que buscan el cuidado de nuestra casa común que es la República Dominicana”.

X. El valor del progreso

“Debe ser un fin en sí mismo para cada ciudadano que desee la búsqueda del desarrollo fundamentado en el crecimiento humano, la redistribución de la riqueza, la justicia social, la equidad, la cohesión social y territorial y la sostenibilidad ambiental, en un marco de libre competencia, igualdad de oportunidades, responsabilidad social, participación y solidaridad, tal como lo presenta la orientación del régimen económico (art. 217 CD). Y nos surge la pregunta, de si estamos progresando como país o simplemente así lo creemos, envueltos en una burbuja de ilusión. “El verdadero desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico, no puede limitarse a la multiplicación de los bienes y servicios, esto es, a lo que se posee, pues para que sea auténtico debe ser integral, debe contribuir a la plenitud del “ser” del hombre”, de manera que todos puedan contribuir a la promoción de una sociedad más humana, donde cada uno pueda dar y recibir, y donde el progreso de unos no sea obstáculo para el desarrollo de otros ni un pretexto para considerarlos serviles”.

XI. El valor de la paz

“Además de valor es una aspiración de todos los pueblos (cf. art. 26.4 CD), así como un factor esencial para la cohesión social a la que todos debemos tender. En otra ocasión, esta Conferencia del Episcopado Dominicano se refirió a lo que perturba el ambiente de paz en nuestra Nación, y que aún hoy persisten como la inseguridad ciudadana, la violencia contra la mujer, la impunidad, la irresponsabilidad y deficiencia de nuestros cuerpos de seguridad, la deficiencia en nuestro sistema de salud, y seguros de salud, la actitud de corrupción pública y privada, la ausencia de un sistema eléctrico eficiente y justo, los aumentos constantes de los carburantes, la falta de una ley de partidos que garantice la transparencia, el control y uso de los recursos estatales, la participación de la mujer y la representatividad de sectores excluidos en las contiendas de elecciones, entre otros; son males y realidades que nos arrebatan la paz. Una sociedad está en paz si las personas viven de manera recta e íntegra; sin estas virtudes presentes, no se puede hablar de paz verdadera. Una sociedad está en paz si se goza de salud y de vitalidad. Una sociedad está en paz si está bien ordenada y sus pobladores conviven en prosperidad”.

XII. El valor de la unidad de la Nación

“Pudiesen pensar que no es un valor, pero como tal lo vemos. Somos una Nación libre, independiente (art. 1 CD) y soberana (art 3 CD), organizada de acuerdo con la Constitución, pues se fundamenta en el respeto a la dignidad humana y en la indisoluble unidad nacional (art. 5 CD). Ella nos une como Nación alrededor de un territorio y de unos valores patrios, culturales, políticos, jurídicos, sociales, económicos. Conscientes de que podemos pertenecer a distintos partidos políticos, equipos diferentes de béisbol, a credos o ideologías diversas, el valor de la unidad de la Nación nos hace mantener la unidad en la diversidad. Nos unen los símbolos patrios: la misma bandera, un mismo escudo, un mismo himno. Nos une un mismo territorio cultural, que a donde quiera que vayamos, hace sentirnos dominicanos. El objetivo de la unidad de la Nación es la unidad de la Patria. Y, cuando la Constitución habla de “indisoluble” aplicado a la idea de unidad nacional (art. 193 CD), se ha de asumir la voluntad firme de mantener esos vínculos en el porvenir, como un todo unitario y armónico que nos diferencia de otros Estados; y cualquier acto que perjudique la estabilidad, independencia o soberanía de la República Dominicana, siendo como es un ataque a la unidad de la Nación misma (art 3 CD), debemos abstenernos de realizarlos como dominicanos (art 75.5 CD)”.

Una acotación

Al concluir las reflexiones de la Conferencia del Episcopado Dominicano en su Mensaje del 27 de Febrero 2018 sobre los doce valores traídos en el Preámbulo de nuestra Constitución, me ha parecido bueno citar, literalmente, como un resumen, el texto mismo, para verlos de un golpe y, tal vez, como una ayuda a la meditación. Helo aquí:

“Preámbulo de la Constitución de la República Dominicana, votada y proclamada por la Asamblea Nacional en fecha trece (13) de junio de 2015, Gaceta Oficial No. 10805 del 10 de julio de 2015. “PREÁMBULO. Nosotros, representantes del pueblo dominicano, […] regidos por los valores supremos y los principios fundamentales de la dignidad humana, la libertad, la igualdad, el imperio de la ley, la justicia, la solidaridad, la convivencia fraterna, el bienestar social, el equilibrio ecológico, el progreso y la paz, factores esenciales para la cohesión social; declaramos nuestra voluntad de promover la unidad de la Nación dominicana, por lo que en ejercicio de nuestra libre determinación adoptamos y proclamamos la siguiente Constitución”.

Conclusión

CERTIFICO que he transcrito, en dos entregas, 12 valores de los 20 enumerados por la Conferencia del Episcopado Dominicano en su Mensaje del 27 de Febrero 2018.

DOY FE en Santiago de los Caballeros a los cinco (05) días del mes de marzo del año del Señor dos mil dieciocho (2018).

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