La verdad te hace fuerte, tan íntegro que nadie puede corromperte, tan justo que nadie puede sobornarte, tan valioso que nadie puede comprarte, tan determinado que ninguno puede convencerte, tan libre que nadie puede atraparte, tan seguro que nadie puede confundirte, tan capaz que nadie puede rebajarte, tan elevado que no es posible humillarte.
La verdad no usa túnicas, es la piel de la sabiduría, y el esqueleto de la inteligencia, se encuentra en las manos de una madre, en el valor de un mártir, en la risa que primero fue llanto, en la decisión del bondadoso, en el bolsillo del sabio, en el corazón del prisionero y en el temor del poderoso. Ella es el cerrojo de la razón y la llave del corazón.
