Manny Pacquiao, el dos de julio (2017), fue víctima de uno de los fraudes más escandalosos en la historia del boxeo profesional. Ocurrió cuando tres jueces irresponsables, de antemano preparados para cristalizar ese robo, anotaron en sus cartulinas una pírrica victoria a favor del australiano Jeff Horn.

Pacquiao y Horn contendieron por el campeonato welter, con el aval de la Organización Mundial de Boxeo (OMB). Fue, en la práctica, una clara victoria del boxeador filipino. Casi sale airoso por nocaut cuando en el noveno round masacró a Horn quien, además, fue protegido por el árbitro.

El joven púgil de Australia no solo recibió la protección de los jueces y del tercer hombre en el cuadrilátero, también conectó golpes ilegales (cabezazos y codazos) que ocasionaron sangrado en el cuerpo de Pacquiao. Tras el fallo a favor de Horn, el promotor Bob Arum comenzó los arreglos para una necesaria revancha que incluso se había pactado para el 12 de noviembre de 2017. Pero el segundo pleito no se realizó debido a que Pacquiao tenía compromiso por su condición de senador en el congreso de Filipinas.

El señor afortunado, que capturó el cetro welter de la OMB, hizo una positiva defensa y el 14 de abril se aprestar a ir a una peligrosa pelea con el invicto boxeador estadounidense Terence Crawford.

Desde ya apunten una victoria de Crawford por lo que Horn terminará con su foja de invicto y entonces tendrá que someterse a un descanso y prepararse para volver a tener otra oportunidad y aspirar a una nueva corona.

Lo que le conviene a Pacquiao

Pacquiao, después de ser perjudicado por el robo ante Horn, no ha vuelto a los ensogados. Se llegó a decir que podría ir a una pelea con Mike Alvarado. También se especuló de que el único en ganar ocho coronas mundiales en otras tantas divisiones- preparaba su retiro (¿?).

Un atleta de la capacidad de Pacquiao no puede colgar los guantes después de sufrir una derrota irreal. ¡Eso ni pensarlo! Un combate con Terence Crawford, calificado como el mejor boxeador del momento, es lo que más le conviene.
¡Ya veremos!

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