Es inevitable preguntarse: ¿Qué se mueve con los proyectos de ley de partidos y electoral? La pregunta en forma alguna resulta ociosa. Se origina en el hecho de que las piezas reintroducidas al Senado por la Junta Central Electoral (JCE) son las mismas que hace tiempo reposan en los papeles del Congreso, y una de ellas fue objeto de un largo proceso de estudio y discusión de una comisión bicameral.
Resultó chocante el anuncio del presidente del Senado Reinaldo Pared Pérez de que se formaría una nueva comisión para manejar el proyecto sobre los partidos políticos, pese a que la comisión anterior había avanzado en más de un 85%. Una nueva comisión equivale a retrotraer el proceso.
No debe olvidarse que el proyecto se estancó cuando el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) se dividió en dos bandos en lo atinente a la forma de elegir a los candidatos en los partidos, momento a partir del cual la comisión bicameral quedó eclipsada.
Si bien el presidente Danilo Medina en su rendición de cuentas exhortó a los legisladores a aprobar la legislación sobre los partidos, es más que perceptible que se trató de un cumplido. Apenas dedicó dos párrafos, como para que no se dijera que eludió el tema.
En paralelo, Pared Pérez, en un discurso fuera de lugar, aprovechó para defender su visión sobre la forma de elegir los candidatos, un proceder orientado a distraer el foco fundamental, que es la necesaria aprobación de un estatuto que rija la vida de los partidos.
¿Qué se busca?
Podría pensarse que al PLD no le interesa que haya ese tipo de norma vigente para las próximas elecciones. La débil oposición parece que no cuenta con los medios ni los vínculos para obligarlo a sentarse en una mesa de negociación, y mucho menos tiene valor ni fuerza para presionar desde la calle para conseguir determinados resultados en el Congreso.
Conclusión: el futuro de un marco legislativo para el accionar de los partidos no está claro, pese a que la oposición se ha colocado en una blanda actitud favorable a una negociación.
