El agua es el recurso que todos conocemos, sin el cual es imposible la vida. Cada vez resulta más escaso en algunas regiones del mundo. Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, está amenazada por una peligrosa escasez a consecuencia de la sequía estacional, prolongada más allá de lo habitual. No tan lejos, a un solo paso de nosotros, Haití está condenada a mayores padecimientos si el agua y la reforestación no entran seriamente en su agenda nacional, por encima de cualquier otra prioridad. Es que el fenómeno de este tiempo, el cambio climático, del que más se habla como determinante de sequías prolongadas (fenómeno de El Niño) o excesivas lluvias (fenómeno de La Niña), se potencia de manera impactante sobre la humanidad.
República Dominicana no es ajena al fenómeno. Ahora parece impactada por La Niña, y llueve en diferentes puntos del territorio todos los días. Tenemos mucha agua, pero la mayoría se va al mar. También destruye por malas prácticas forestales o de uso de suelo, o porque no tenemos prioridades con su producción, conservación y manejo (estamos en el cuatrienio del agua, y no se aprueba la ley marco).
Hoy, elCaribe recoge las sugerentes opiniones del siempre asertivo colaborador Osiris de León, quien sugiere la necesidad de crear capacidades para almacenar agua en al menos diez áreas de influencia de nuestros principales ríos.
La construcción de grandes presas es considerada como una necesidad para el mejor uso del agua, colocarnos en mejor nivel de resiliencia frente a las inclemencias del cambiante clima, y para atender las crecientes demandas de las poblaciones residentes y los crecientes núcleos humanos (turistas) que aspiramos recibir en corto tiempo (diez millones cada año), a los cuales hay que brindarles agua para uso humano y para entretenerse y divertirse con calidad.
De modo que el agua debe ser agenda nacional. Una verdad dicha tantas veces, pero el liderazgo político en todas sus vertientes y colores no ha sabido incorporar a sus discursos y planes.
Un ejercicio inteligente de la política debe valorar un acuerdo nacional para la construcción de presas o represas, esenciales para la supervivencia nacional.
