El año 2017 cerró con un sólido crecimiento del 4,6% anual. No cabe la menor duda que estos números son positivos. Sin embargo, debemos comprender esta contabilidad económica, pues existe una tendencia muy humana a simplificar la realidad.
Siendo así, tratamos estos números-símbolos como si fueran un fin en sí mismos, dándoles una importancia desproporcionada como indicadores de nuestro bienestar presente y de nuestra seguridad económica y social futura. Todo esto resulta muy engañoso. Siendo así, si nos propusiéramos listar los factores que definirán el futuro de nuestra sociedad, la cifra de crecimiento del 4,6% del 2017, por sí sola, no vale gran cosa.

Creemos que en el primer lugar debería estar el suministro de agua, para atender las necesidades de una isla densamente poblada, y totalmente deforestada de aquel lado, y progresivamente amenazada de ser deforestada de nuestro lado. Consecuentemente, la deforestación con su impacto en el suministro de agua y la producción alimentaria deberá estar en un segundo lugar de nuestra lista.

En tercer lugar, consideramos que nuestro destino se definirá en los barrios, donde hay una juventud atrapada en la pobreza, el desempleo, y la indisciplina y adicionalmente, amenazada por las drogas y la criminalidad. Unas condiciones agravadas por la llegada a esos barrios de un flujo incesante de inmigrantes paupérrimos.

Adicionalmente, el futuro de la sociedad dominicana lo definirá el uso inteligente y pulcro de los recursos públicos para cuidar el medio ambiente y el suministro de agua, y avanzar nuestra juventud, educándola y ofreciéndole oportunidades.

Mas fundamentalmente, el futuro de la sociedad dominicana será definido en la frontera, pues aún antes de que fuéramos un estado independiente, nuestra historia es la historia de esa frontera, que no es más que una lucha por definir y mantener esa línea contra los piratas, los filibusteros, el reino de Francia, Napoleón, Haití, etc. Es mucho el sacrificio que tomó definirla y defenderla, no siempre de manera correcta, pues Trujillo hizo un daño casi irreparable a nuestra reputación, y la legitimidad de nuestra causa. En fin, el asunto fronterizo es consustancial a nuestra historia y a nuestro futuro como nación, además de estar ligado al problema del agua, los bosques y las oportunidades a nuestra juventud.

Siendo así, si nos preguntáramos quién será la persona mas importante para definir nuestro futuro como sociedad, yo propondría una persona a quien pocos le daríamos la menor importancia, razón por lo cual no sería un funcionario del área económica del gobierno, sino un modesto, desconocido sargento, en un alejado puesto fronterizo, quien cada día vende la frontera, pasando hacia arriba parte importante del beneficio, eso sí, con estricto apego a la jerarquía. Ese sargento definirá el futuro de la República Dominicana, si no corregimos rumbo.

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