En la República Dominicana se realizan 138 carnavales, de los cuales cerca del 55 por ciento de ellos se desarrolla en febrero, antes del Desfile Nacional.

Hay otro 45% que se lleva a cabo entre marzo y agosto, de acuerdo al director general de Gestión Cultural y Carnava del Ministerio de Cultura, Ramón Lachapelle.

La razón por la que ocurre esta distorsión, según una investigación, es que el tema de los patrocinadores hizo que muchos de estos montajes culturales se ajustaran a las fechas en las que podían recibir aportes económicos.

“Regularmente son las empresas de gaseosas, rones y cervezas que invierten en los carnavales. Si el patrocinador está en La Vega, Santiago, Bonao, Cotuí y Santo Domingo ya tiene un nicho de inversión de colocación de su marca, y a veces no quisiera seguir ampliándolo en el mismo mes, y eso motivó a que muchos carnavales se hicieran después del Desfile Nacional”, indicó Lachapelle.

Otra de las razones de esta dislocación, se da porque muchos carnavales relacionan sus fechas con algún santo patrón del pueblo. “La costumbre hace ley, aunque hemos tratado de llevarlos todos a que se realicen en febrero, como un carnaval que, digamos, le hace una reverencia al Mes de la Patria, o que muchas veces no coincide con la Cuaresma”, agregó el folclorista.

Más que el tema de patrocinio, influye también el cambio de autoridades municipales. Se da el caso de que en algunos ayuntamientos, sus alcaldes no tienen la cultura como una prioridad y cuando se inauguran en la posición, del mismo modo dejan de hacer los carnavales.

Lachapelle citó los casos de Barahona, donde las autoridades dejaron de realizar el carnaval en algún momento, y sucedió lo mismo el año pasado en Santo Domingo Norte. La Romana tiene también varios años que no disfruta su temporada de carnaval.
“Ha pasado en varios municipios, que cuando las autoridades no apoyan se dificulta celebrar el evento, porque si el patrocinador no tiene el aval de la Alcaldía, por el tema del pago de los impuestos de la publicidad, se obtaculiza el desarrollo de los carnavales”, indicó el funcionario.

Además del valor cultural, el dinamismo económico está muy latente en cada uno de los pueblos que activa su plataforma carnavalesca cada año. El carnaval de La Vega es el de mejores resultados de comercialización, ya que se mueve la industria textil, la gastronomía y el transporte. “Hay toda una economía colateral: las cervezas y los rones, entre otros; es una economía que está moviendo, para tomar La Vega solamente como ejemplo, unos mil millones de pesos. Es mucho dinero”, citó Lachapelle.

Entre los carnavales que más han crecido en los últimos tiempos en el país, mencionó los de Puerto Plata y San Juan de la Maguana, aparte de los tradicionales de Santo Domingo, Santiago, La Vega, Bonao y Cotuí, que son los que se han mantenido durante muchos años como punteros.

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