Por fin, ganamos. Somos campeones. Águilas Cibaeñas
Por fin, ganamos. Somos campeones. Águilas Cibaeñas

  1.- No me creo  adivinador, clarividente, hechicero ni brujo. Pura y simplemente en  béisbol hago uso del sentido común, ligándolo con la realidad, lo que me permite formarme convicciones y así  no caer en vacilaciones, andar con titubeos.

2.- Al hacer un análisis sobre un hecho cualquiera no me dejo  dominar por el fanatismo que solo conduce al apasionamiento,  y  la  obsesión que reduce la libertad de pensar. La  simpatía que tengo por el equipo de béisbol Águilas Cibaeñas, no me guía a la ofuscación,  a desconocer su fortaleza o debilidad, ni mucho  menos a no  aceptar,  si  existe,    la superioridad de sus adversarios.

3.- El conjunto aguilucho rompió las predicciones que muchos habíamos hecho antes y durante la serie final.  Se fueron al suelo las conjeturas; se impuso la  destreza, la agilidad,  el saber hacer en el momento adecuado y poniendo en ejecución la actitud, la desenvoltura y maestría que se requiere en un deporte que, como el béisbol,  es de conjunto, se juega en equipo.

4.- Al  ganar hoy  su  campeonato  número 21, el equipo  Águilas Cibaeñas demuestra que si es glorioso,  porque además de ser  el que mayor cantidad de campeonatos ha ganado en menos tiempo,  es el único  conjunto de la pelota profesional dominicana que  le tiene ganada la serie particular   a todos los otros, incluyendo a los finados Caimanes del Sur. También en la novena cibaeña es donde han militado los peloteros que tienen los records de más sencillos, más dobles, más triples,  y más bases robadas en la pelota rentada de República Dominicana. Esto es lo que se llama un equipo lleno de gloria.

5.- Las Águilas  Cibaeñas,  con el triunfo de esta noche   han hecho una  proeza que le devuelve su brillo como uno de los equipos más aguerridos en el béisbol caribeño.

6.- Las Águilas  Cibaeñas,  necesitaban ganar este campeonato por necesidad histórica deportiva, para recobrar el amor propio, levantar el ánimo a sus simpatizantes y, fundamentalmente,  tomar nuevamente  la ruta ganadora, el trayecto que había perdido de equipo ganador y batallador.

7.- Me alegro, porque ganó el equipo de mi simpatía. Pero lo que más me hace sentir como una pascua, es que el triunfo aguilucho ha llegado estando  en la presidencia del conjunto  Chilote Llenas, mi hermano, mi amigo histórico, el hijo de Aracelis y Antonio.

8.- Los liceístas   deben sentirse avergonzados, abochornados, porque después de  estar  muy orondos,  hoy se ven humillados.  De muy engreídos y presuntuosos, han pasado a ser hazmerreir; reducidos de gloriosos a condenados, réprobos, sentenciados a la burla beisbolera.

9.- Nuevamente los liceístas se llegaron a creer que en verdad su equipo era un Tigre, una pantera, una fiera en el terreno de juego; pero el Licey se comportó  como un inofensivo  gatito, felino raquítico, un mizo sin uñas ni dientes.

10.- Por piedad hacia los que sufren, compasión a los desvalidos, por humanidad para  con los atormentados, por mi total sensibilidad hacia los angustiados, me uno al dolor que vivamente hoy les  lesiona, la tribulación que enloquece, les  acongoja,  la amargura que acompaña a los alicaídos seguidores del equipo Licey, y en especial  a  los deudos  Altagracia Salazar, Eric Raful, José Armando   Polanco Gómez, Bienvenido Rojas, Rey Santos, Ulises de Beras, Radhámes Bonilla y  Luis Amilkar Gómez, entre otros.

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