Se habla de lo que deja de percibir el fisco por las exenciones a la industria del cine. Que la ley ya cumplió su propósito de “propiciar un desarrollo progresivo, armónico y equitativo de la cinematografía nacional…” Que las producciones escasamente llenan el precepto fundamental de proteger la riqueza artística e histórica, como parte del patrimonio cultural nacional, toda vez que ha derivado en un rentable comercio fundado en la industria del humor. Leonel Fernández, quien puede considerarse el padre de la ley 108-10 de estímulo al cine, salió en sutil defensa, y recordó que otros países comenzaron haciendo humor. Total, dirá él, aunque cara, hay que defender el derecho a la risa.

Posted in Dan de qué hablar

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas