Ley de partidos y el reto del PRM

Lo peor que le puede pasar a una discusión sobre un tema importante es caer en un limbo. Mientras el debate esté

Lo peor que le puede pasar a una discusión sobre un tema importante es caer en un limbo. Mientras el debate esté en marcha, aunque haya diferencias de forma y fondo entre los llamados a tomar las decisiones del tema que se trate, siempre habrá posibilidad de llegar a un acuerdo. Pero cuando se produce un tranque debido a la intransigencia de los interlocutores, se alejan las posibilidades de obtener resultados positivos.

Eso es lo que parece ocurrir, al menos por el momento, en el debate sobre la ley de partidos. Se trata de una discusión de más de tres lustros, pero hace unos meses, los avances logrados por la comisión bicameral que ha estado estudiando el tema, provocaron que se observara una luz al final del camino. Lamentablemente, ahora parecería que se trataba de una simple ilusión óptica.

La ley de partidos posiblemente no sea una panacea, como algunos pudieran pensar, pero significaría un avance importante en el fortalecimiento del sistema de partidos políticos del país. Es cierto que hay un elemento cultural que pesa demasiado, y que es la causa de muchos de nuestros atrasos en materia política, pero mejorar el aspecto regulatorio puede ser un buen comienzo.
Mientras se mantiene el tranque en la discusión, al menos uno de los principales partidos del sistema tiene el reto de renovar sus autoridades, sin ley de partidos. Debería ser un proceso rutinario, pero en nuestras organizaciones políticas, hasta la elección de un candidato a regidor a veces produce inconvenientes.

El reto del Partido Revolucionario Moderno tiene mayores dimensiones por dos razones fundamentales. Primero: se trata del principal partido de oposición y, por sus aspiraciones de llegar al poder debe enviar un mensaje a la población. Segundo: es la primera elección interna que va a hacer el PRM, ya que, desde que comenzó a existir como tal, se había estado manejando con una directiva provisional.

El PRM tiene el desafío de hacer honor a su nombre, el 18 de febrero. Quizás no se espere que sea “revolucionario”, pero al menos debe demostrar que es un partido “moderno”.

Posted in Edición Impresa, Editorial, Opiniones

Más de edicion-impresa

Más leídas de edicion-impresa

Las Más leídas