Sheila Hernández comenzó a trabajar con vitrales en el año 1990; diez años después pudo crear su propia empresa

En la fabricación de mariposas de vidrio para decorar la casa, una terraza o algún establecimiento comercial, Sheila Hernández se considera una de las más buscadas en la capital dominicana.

Comenzó a trabajar vitrales en el año 1990 junto a su hermana y el esposo de ésta, pero diez años después se independizó cuando ambos se fueron del país. “Como nombre le puse Vitrales by Sheila a mi empresa”, le dice la emprendedora al equipo del periódico elCaribe que se interesó en conocerle.

Habla con orgullo de su trabajo y no se esfuerza en disimularlo. “He tenido buena aceptación en el mercado y voy camino a crecer más; es mi aspiración. Incluso, quiero llegar a exportar lo que hago”, sigue diciendo, sin detener labor.

“La materia prima que uso es el vidrio, un vidrio que no se fabrica aquí, sino que hay que importarlo de otras naciones. Estoy en capacidad de diseñar la pieza que el cliente me pida, siempre y cuando se pueda plasmar en un vitral”, indica, mientras corta y pega partes. Tiene muchos pedidos y debe esforzarse para entregar a tiempo a cada uno de los clientes. Las mariposas son posiblemente las obras que el público más le demanda a Sheila, pero sus elaboraciones abarcan mucho más. “Se pueden hacer vitrales en las puertas, las ventanas, las lámparas y otros. Es precisamente lo que hago, pero también reparo las obras de vidrio que se rompen”, expone.

Sheila Hernández tiene su taller en la calle 7, número 17 del Residencial Santo Domingo, Herrera. Está acostumbrada a trabajar y es posible que algunos días de fiesta los pase en eso. “Hago una agenda de trabajo aunque no haya solicitudes de clientes. Inicio desde las 9:00 de la mañana hasta las 7:00 y 8:00 de la noche. Después de eso descanso.

“La ventaja del vitral es que se puede reparar; se puede recuperar cuando hay un accidente en el vidrio”, explica Sheila. La explicación la ofrece para aquellas personas que tienen alguna pieza de vidrio rota y piensan que no puede salvarse. Sheila hace envíos a domicilio y vende de manera directa, sin intermediarios.
A menudo participa en distintas ferias y exhibiciones de artesanía que se realizan en el país. Cuando elCaribe le pregunta qué beneficios concretos le genera hacerlo, su respuesta es esta: “Bueno, ahí uno hace contactos con muchos clientes y es bueno hacerlo. Participo y eso me encanta, porque hace que uno socialice con las personas y pueda conocer las inquietudes del cliente. Eso me ayuda bastante”.

Sheila tiene un colaborador en su taller que la ayuda cuando tiene que realizar trabajos fuertes, como reparaciones. En la medida que siga creciendo irá empleando más personas. En su local también imparte el curso básico de taller vitral. En la actividad del vitral Sheila no está sola en el país; hay otras empresas que lo hacen. Sin embargo, trata de ser la diferencia y que esa diferencia sirva para atraer a una cantidad importante de clientes. “Trato de trabajar lo mejor posible y cada día más, a medida que uno tiene más experiencia, trabaja perfectamente bien. Puedo decir que mi trabajo le gusta a la gente por eso y por la terminación que doy”, indica.

“De alguna manera he estado exportando, si se toma en cuenta que algunas personas me solicitan algunas piezas para llevarlas a familiares que residen fuera de la República Dominicana”, expresa, mientras el fotorreportero Juan Tomás Valenzuela mueve la cámara para tomarle una foto. “Los clientes son variados, me piden que haga obras tanto de zonas turísticas, como de otros lados”, asegura. Los clientes se acercan a Sheila Hernández tanto por referencia, como por una página que tiene en internet, denominada vitralesbysheila. También posee los teléfonos 809-878-9028 y 809-530-4280.

¿Y cuánto me cuesta?

Los precios en Vitrales by Sheila dependen del tipo de obra, de su tamaño y otros elementos tomados en consideración, pero las de menores costos se obtienen desde los 200 pesos. Antes de tener el taller actual, Sheila se desempeñó como asistente de un médico en un consultorio.

La inspiración le puede llegar hasta por la noche

“Ahora vivo de esto”, dice la emprendedora Sheila Hernández. No le ha sido fácil lograrlo, según sus propias palabras. Desde abril de 2017 cambió de local. “Aquí puedo realizar todo perfectamente”, asegura, mientras realiza un procedimiento de pulido de vidrio. A su lado se observa un aparato soldador, un corta vidrio, una tenaza, una pinza y unos lentes que se coloca para proteger sus ojos. “Es importante que se proteja la vista. Esto es vidrio”, aconseja Juan Tomás Valenzuela.

A Sheila le ocurre como a algunos otros artistas, tanto de la música como de otras ramas: Suele inspirarse de noche, incluso, mientras duerme.

“Sí, a veces se me ocurre un diseño, me levanto y hago las anotaciones”, explica. ¿Se siente más cómoda realizando una pieza, respecto a otra, tal como le pasa a algunos músicos?, pregunta este periódico. “Las mariposas son mis favoritas. Son como mi marca”, indica.

La pequeña empresaria posee un horno para fundido de vidrio.

Como reciclar esta de moda y siempre es importante, Sheila asegura que procura desperdiciar lo menos posible.

“Cada parte del vidrio es importante para nosotros”. De otro lado, sostiene que aunque el vidrio es caro, le va bien.

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