La oportunidad de publicar textos, audios, videos, fotos en las redes de Internet ha emergido como parte del extraordinario privilegio, el milagro que es la comunicación social.

Ese privilegio del que hasta estos tiempos sólo disfrutaron los comunicadores profesionales a través de los medios, también está hoy al alcance de todo el que desde una computadora, una tablet o un teléfono inteligente, puede acceder a internet.

Desde la mensajería de texto o SMS, Facebook, Youtube, Twitter, Instagram y otras, podemos hacer llegar nuestros mensajes a decenas, cientos, miles y hasta millones de personas, pudiendo realizar algunas de las principales funciones de los medios de comunicación social, como informar, educar, alertar, publicitar, entretener y con ello influir en las opiniones, gustos, deseos, aspiraciones, estilos de vida, etc., de la gente.

Hoy, los datos que a través de las imágenes, sonidos y data puede reportar y transmitir la gente común han adquirido tal importancia que se le denomina “periodismo ciudadano”, como el que se hizo cuando un video grabado con un celular salvó al activista de #MarchaVerde en Moca, Juanchy Comprés, de ser falsamente acusado o quedar estigmatizado como narcotraficante.

Para que ese poder ciudadano sea efectivo, sin embargo, requiere el cumplimiento de algunos criterios y reglas inherentes a la credibilidad de la información, como son:

Concebir la comunicación como un bien y una responsabilidad social, como un servicio apegado al bienestar de la población, incluyendo la mejoría de su calidad de vida.

Aunque los usuarios de las redes no tengan que someterse a códigos de ética como los que inspiran el oficio periodístico profesional, las noticias a difundir deben ser ciertas, confiables y oportunas, verificando lugar, fecha y protagonistas de las noticias que se producen, o citando la fuente originaria de las que nos hacemos eco.

En nuestro país el gobierno es una maquinaria de producción de noticias falsas. Y tengo que poner un ejemplo reciente y espectacular para escribir de manera tan categórica: anteayer el vocero de la Presidencia de la República, señor Roberto Rodríguez Marchena, al hacer el balance de Palacio correspondiente al año recién transcurrido dijo que fue “un año excelente, histórico” debido a que “el país creció y se democratizó como nunca antes”.

Primera noticia falsa: que la economía creció como nunca antes, cuando resulta que el Banco Central, informó en notas de su gobernador Héctor Valdez Albizu que “La economía dominicana experimentó una moderación en el crecimiento del PIB al registrar una variación acumulada de 4.0% durante enero-junio 2017”.

Segunda noticia falsa: que el país “se democratizó como nunca antes”, cuando resulta que la democracia se fundamenta en la independencia de los poderes del Estado, y en este año usurpando las funciones del Congreso Nacional el presidente Danilo Medina y el Comité Político del PLD han congelado el conocimiento de la Ley de Partidos y Agrupaciones Políticas para tratar de acomodarla a su interés particular.

Aunque cuestionadas por el propio Banco Central y por los datos de la realidad, esas dos noticias falsas son difundidas desde antenoche y ayer como si fueran verdaderas, a través de miles de comunicadores y medios.

En un país como el nuestro, en que el Gobierno Central es el principal generador de noticias falsas, como acabo de demostrar, es fundamental el papel que pueden jugar las y los ciudadanos desde las redes sociales para contribuir con el periodismo profesional a que resplandezca la verdad.

Para ello debemos asegurarnos de que los mensajes e informaciones que emitimos son ciertos y confiables, creíbles, y no incurren en especulaciones, discriminaciones, mentiras, insultos, obscenidades u otros antivalores.

Es un tema del que podemos y debemos hablar muchísimo…tan importante es.

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