Confieso nuevamente que te amo. A pesar de la violencia de tu piel de asfalto. Te amo. A pesar de la brutal avalancha humana que te arrabaliza. Te amo. A pesar del humo que invade tu verde cabellera. Te amo. A pesar del olvido intencionado de tu propia historia. Te amo. A pesar del neón que ofende tus piedras centenarias. Te amo. A pesar de los gritos consumistas que hieren tu conciencia en los tejados. Te amo. A pesar del llanto y la miseria. Te amo. A pesar de tu absurdo desbordamiento de opulencia. Te amo. Hoy, al desperezarte después de la fiesta, otra vez he querido decirte que te amo.
Amor a Santo Domingo
Confieso nuevamente que te amo. A pesar de la violencia de tu piel de asfalto. Te amo. A pesar de la brutal avalancha humana que te arrabaliza. Te amo.