Keiko Fujimori, cuyo partido fue la principal fuerza opositora que impulsó el jueves la frustrada destitución de Kuczynski, expresó su agradecimiento al mandatario. «Esperamos que este paso genere la reconciliación de todos los peruanos», dijo a la prensa antes de ingresar a una clínica donde su padre se encuentra internado.
El exmandatario fue trasladado el sábado en ambulancia desde su cárcel a la clínica Centenario, donde permanecía el domingo debido a una arritmia que, asegura, padece desde septiembre. Entre 1990 y 2013 fue operado seis veces para extirparle pequeñas lesiones en la lengua.
Horas después del anuncio, alrededor de medio centenar de manifestantes protestaron en una plaza a pocas cuadras del palacio presidencial y en medio de tiendas que ofrecían productos navideños, sin embargo, la policía esparció a los manifestantes con bombas lacrimógenas.
Los protestantes gritaban «Kuczynski traidor» y «Fujimori asesino» y portaban carteles con las fotografías de los asesinados por un escuadrón militar durante el decenio de Fujimori (1990-2000).
Pero a los alrededores de la clínica en la que Fujimori está internado la escena era de alegría.
«Fue un hombre valiente, el mejor presidente peruano de todos los tiempos, es un acto de justicia», dijo Juana López, quien reconoció ser admiradora del exmandatario.
José Miguel Vivanco, director ejecutivo de Human Rights Watch, dijo a través de Twitter que el indulto de Fujimori «fue una vulgar negociación política a cambio de la permanencia de Kuczynski en el poder». Amnistía Internacional, por su parte, exigió a Kuczynski «aclarar la dudas sobre la falta de transparencia y el respeto del debido proceso».
Fujimori, de 79 años, solicitó la semana pasada el indulto. Acumulaba otros tres rechazos desde 2013, dos de ellos firmados por el exmandatario Ollanta Humala, quien ahora está preso de forma preventiva en la misma prisión donde Fujimori purgaba condena desde 2007 tras ser extraditado desde Chile.
Fujimori había sido sentenciado en 2009 a 25 años de prisión por su responsabilidad en el asesinato de 25 personas, entre ellas un niño de 8 años, durante su gobierno (1990-2000). También acumulaba otras cuatro condenas por corrupción que tenía que cumplir hasta 2032 e iba a salir a los 93 años.
La mayor condena de Fujimori por asesinato se sustentaba en que conocía de la existencia de los escuadrones de la muerte integrado por militares que, financiados con dinero público, mataron a civiles acusándolos de ser miembros de Sendero Luminoso.