La Competencia Ambiental y de la Salud es una de las competencias fundamentales del Diseño Curricular para Nivel Primario. El documento establece que el niño o la niña que egresa de este nivel “valora la vida en sus diferentes manifestaciones y protege su entorno natural”. De ahí que los responsables de gestionar o aplicar el Currículo en las aulas debamos tener pendiente nuestro gran compromiso con la sostenibilidad ambiental. En tal sentido, la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, a través de su Unidad de Gestión y Educación sobre el Agua y el Centro de Investigación y Desarrollo Humano (CIEDHumano), y con financiamiento del Banco de Reservas de la República Dominicana, completó durante este año un proyecto piloto en 22 escuelas de Santo Domingo y Santiago, denominado: Educación Temprana sobre el Agua.

Esta experiencia piloto se propuso generar en estudiantes, docentes y demás actores de las escuelas acompañadas, “una cultura del uso racional del agua, así como fomentar la participación de las comunidades impactadas en la solución de los problemas relacionados al agua en sus casas y sus entornos”. La fase de implementación consistió en completar un itinerario de formación en cascada, primero a técnicos distritales, equipos de gestión, docentes y, por último, a estudiantes, así como un ciclo de experimentos que se adaptaban al nivel, ciclo y grado de los participantes. Las estrategias utilizadas facilitaron la integración de la teoría con las prácticas, y todo el proceso estuvo mediado por una colección de recursos didácticos elaborados de manera específica para esta experiencia (guías didácticas, manual y materiales para la experimentación, rompecabezas e infogramas).

El proyecto estuvo transversalmente impactado por un riguroso programa de monitoreo y evaluación que permitió ir midiendo los avances, el impacto en los aprendizajes de los estudiantes, sobre todo en cuanto a adquisición de nuevos hábitos sobre el manejo, aprovechamiento y conservación de este valioso recurso natural. Asimismo, se midió la satisfacción de los actores con los diferentes procesos completados (capacitaciones, acompañamiento áulico, integración efectiva de los contenidos de las guías didácticas a las clases, entre otros).

La evaluación cuantitativa y cualitativa de este programa arrojó el logro de los objetivos propuestos en las escuelas y comunidades impactadas. Esperamos que las buenas prácticas resultante de esta experiencia puedan expandirse a todos los centros educativos del país y, de esta manera, poder contribuir a mejorar la situación hídrica nacional.

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