Las informaciones que circulan en estos días sobre el interés de inversionistas de construir torres de 15 y 20 pisos en las playas del Este, principalmente en Punta Cana, sumado a la insistencia de introducir actividades acuáticas, consideradas invasivas, en la playa de Bayahíbe está alborotando al sector hotelero de la región, a las asociaciones regionales y a ASONAHORES, que es la entidad nacional.

Parece que estos temas podrían llevarnos a un cierre de año un poco caliente, más movido que lo usual, si se comprueba que más que rumores, son una posibilidad real.

El tema es importante e interesante porque hablamos de Punta Cana, el destino más exitoso del Caribe y de Bayahíbe, una región turística que también es exitosa.

En el caso de Punta Cana, que ya recibe sobre el 67% de los turistas que llegan, es un interesante caso de autorregulación de las empresas hoteleras. El desarrollo de este litoral inició mucho antes de que los ministerios de Turismo y Medio Ambiente aprobaron regulaciones. En el caso de Turismo, todo comenzó sin un plan de ordenamiento.

Sin embargo, los primeros hoteleros se pusieron de acuerdo en que las construcciones no superaran la altura de los cocoteros para que las edificaciones quedaran envueltas en el follaje verde. Igualmente, se acordó trabajar con baja densidad. Los hoteleros que llegaron después mantuvieron el pacto de autorregulación.

Las medidas de ordenamiento de Turismo asumieron estos criterios: baja altura y densidad. Este modelo de desarrollo fue exactamente lo opuesto a lo que hizo Cancún, donde se construyeron grandes edificaciones en espacios pequeños, junto a una vía que parece la avenida de una de las grandes urbes, un paisaje muy distinto al de Punta Cana y Bayahíbe.

El modelo desarrollado en Punta Cana fue exitoso desde el inicio del destino y esto animó a las grandes cadenas españolas a llevarlo a la Rivera Maya, la región vecina de Cancún, que con este enfoque de desarrollo quitó brillo y opacó a sus vecinos. Igualmente ha sido llevado a Jamaica, Brasil y al Mediterráneo.

En Bayahíbe además, los hoteleros han sido persistentes en oponerse a un proyecto que crea un parque marino. Argumentan que no agrega valor al destino y se pretende ubicar en una zona de alto tráfico marino que forma parte del Santuario Marino Arrecifes del Suroeste, una zona en la que además existen otras cuatro áreas protegidas. La asociación hotelera además advierte que esto afectará la playa Dominicus, la principal del destino.

Entiendo la preocupación de los hoteleros y las asociaciones que los representan, pero creo que el Ministerio de Turismo, que ya descartó al parque marino citado, no cambiará su decisión porque los argumentos se mantienen. Además, Turismo elaboró un detallado plan de ordenamiento para Punta Cana, y frente a las aspiraciones de desarrolladores inmobiliarios y la actitud de rechazo de los hoteleros, los grandes inversionistas que han impulsado a Punta Cana, mantendrán el ordenamiento que ha promovido el éxito del principal destino del Caribe. Seguro que Medio Ambiente, también hará lo mismo.

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