Miguel Vargas Maldonado, quien estuvo a un “tris” de ganar la Presidencia de la República en las elecciones de 2008, hoy es, aunque un auténtico presidente del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) -tras ser confirmado en el alto cargo en la pasada convención de esa organización-, un dirigente cuyas acciones lo van llevando, poco a poco, hacia un claro fracaso político.

Tal vez algunos de sus adláteres me califiquen de “atrevido” y subjetivo en el análisis de la política nacional, pero la percepción que tengo es esta: Que Vargas Maldonado no tiene perspectivas en positivo.

Como lo planteó el colega Nelson Encarnación, en un trabajo publicado en este diario -plasmado en su columna Visión Global- “debe llamar poderosamente la atención que en la reciente encuesta Gallup, el PRD haya desaparecido del espectro electoral del país”.

En su objetivo artículo, Encarnación precisa: “Esta es la conclusión lógica al conocerse los resultados de esa investigación, en la cual figuran con posicionamiento las otras organizaciones políticas que ocuparán las primeras casillas que en la boleta que la Junta Central Electoral (JCE) utilizará en los comicios generales de 2020”.

No hay que hurgar mucho, y menos ser un analista político, para percatarse de que a Vargas Maldonado, quien fuera un “casi Presidente del país”, porque en los comicios de mayo de 2012 llegó con una alta votación (casi 44 por ciento de los sufragios), no le favorece el futuro electoral criollo. ¡Y él debe saberlo!

En la referida consulta comicial, que ganó el licenciado Danilo Medina, el PRD fue un gran rival del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

Y hasta se llegó a proclamar -desde luego, mediante una noticia oficiosa, apegada a la especulación periodística-, apenas horas antes de la JCE comenzar a ofrecer el primer boletín de las votaciones, que “el PRD había ganado las elecciones”.

Después del real resultado de los comicios, que oficializó el triunfo de Danilo Medina y el PLD, comenzaron las fisuras entre los dirigentes perredeístas.

Fue una lucha interna visceral la que encabezaron Vargas Maldonado y el expresidente Hipólito Mejía.

Sabemos el penoso resultado de aquella infernal diferencia partidista: División del PRD y el nacimiento del Partido Revolucionario Moderno (PRM).

En la era de Vargas Maldonado, el PRD ha dejado ser un partido poderoso. Su futuro es incierto, catastrófico.

¡Sepan que no es una opinión exagerada!.

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