Un avergonzado Tiririca se retira del Congreso

El diputado Francisco Oliveira Silva acaba de anunciar su retiro de la Camara de Diputados Federal de Brasil luego de completar su segundo período, pues dice sentirse “avergonzado.”

El diputado Francisco Oliveira Silva acaba de anunciar su retiro de la Camara de Diputados Federal de Brasil luego de completar su segundo período, pues dice sentirse “avergonzado.” Oliveira Silva fue el diputado más votado en las últimas elecciones legislativas al obtener más de 1,3 millones de votos, superando a políticos tan reconocidos como el antiguo gobernador de Río de Janeiro, quien obtuvo algo más de 694,000 votos.

Y es que resulta que Oliveira Silva no es una persona corriente. Para comenzar lleva el apodo de “el gruñón,” aunque debemos aclarar que no fue electo exactamente por serlo. A decir verdad, gruñón es el sobrenombre del payaso que Oliveira Silva personifica. Para dejar la historia clara hasta aquí: el payaso Tiririca, alias el gruñón, sacó más votos que los politicos tradicionales brasileños, en las elecciones legislativas.

Y es que Tiririca desarrolló una campaña por YouTube, realmente innovadora y sobre todo sincera, cualidad muy escasa en el gremio político. A la pregunta: ¿Qué hace un diputado federal? El candidato a diputado contestó: “Realmente no lo sé. Pero voten por mí, y lo averiguo y les cuento.” Cuando los candidatos rivales intentaron colocarse en una posición moralmente elevada, Tiririca no se quedó atrás, afirmando: “ Si soy elegido, prometo defender a las familias brasileñas.” Para agregar: “Especialmente a la mía.” Y es que su campaña se basó en una lógica irrefutable : “Las cosas no se pueden poner peores.” Es decir, la situación está tan mala, que no hay riesgo alguno eligiendo a un payaso….

Sin embargo, este punto fue objetado por algunos, argumentando que era analfabeto y que su elección dañaría la imagen de la Cámara de Diputados. Ciertamente, Tiririca comenzó su oficio de payaso a la tierna edad de ocho años, no pudiendo educarse adecuadamente, como cualquier niño pobre. Afortunadamente, el asunto fue resuelto por un juez, quien dictaminó que el candidato tenía un “mínimo de intelecto” para comprender un texto, a pesar de tener dificultades para escribir. Es decir, un mínimo de intelecto resultó ser una condición suficiente para ser electo diputado, en el congreso más importante del subcontinente Latinoamericano.

Pero volvamos al asunto de la renuncia. Resulta que Tiririca ha expresado sentirse avergonzado de ser diputado, prefiriendo regresar a su oficio de payaso. “Todo el mundo sabe que estamos bien pagados para ejercer nuestro trabajo. Hay 513 diputados, de los cuales solo ocho asisten regularmente. Yo soy uno de esos ocho, y soy un payaso de circo.” En realidad admite que como diputado “no he hecho mucho,” pero “por lo menos estaba presente.” Pero, más importante, afirmó, “Me voy con la frente en alto, pues no he hecho nada malo, mientras mucho de (mis colegas) no tuvieron el valor de actuar así.”

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