En el barrio se encuentran la Primera Iglesia Evangélica Dominicana y una estatua en honor a María Trinidad Sánchez y a las mujeres del país San Miguel es uno de los barrios más pequeños de la Zona Colonial, pero cada 29 de septiembre acoge más gente que cualquier otra comunidad cercana, ya que los fervientes devotos de San Miguel Arcángel se reúnen para rendirle tributo, convirtiéndose en una de las costumbres católicas más populares del Distrito Nacional.

Cientos de personas de varias provincias del país van hasta este barrio en esa fecha para participar en procesiones, misas y diversos actos religiosos, rinden tributo a este santo con fiestas, toques de palo y cantos de salves en los altares populares, que también se hacen en nuestros campos, y que han sido rápidamente sincretizados con nuevos componentes, más urbanos y modernos.

En el lugar donde se encuentra hoy en día la iglesia donde acuden a celebrar se levantó en el siglo XVll, hacia 1750, una ermita dedicada a esa advocación. La iglesia actual corresponde a las primeras décadas del siglo XVlll.

“Todos los años como que aumenta el número de gente que viene aquí. Mucha gente se vuelve seguidora del santo, y viene entonces a celebrar los 29 (de septiembre) con sus velas en las manos”, cuenta Mercedes Zaretta, quien destaca el colorido de las vestimentas de los que asisten a celebrar a este santo.

Los fieles vestidos con atuendos de color rojo, con pañuelos anudados al cuello, fumando tabaco, consumiendo diversas bebidas alcohólicas y bailando al ritmo de palos y salves, es el ambiente de esos días, narra Zaretta, que según cuenta, también van con el fin de realizar “el pago de deudas, por la curación de enfermedades”. “El guerrero de la luz” es también conocido popularmente por sus tantos méritos, “chiquito y jodón”, “tumba to”, “nació barón”, estos son elementos que dan parte del proceso de nuestro sincretismo espiritual, del santoral católico y las creencias populares afrodominicanas dentro de lo cual, San Miguel es también Belié Belcán.

El templo estaba localizado alrededor del barrio negro de la ciudad, y probablemente debido a este hecho, el templo se dedicó al arcángel, tan popular en la religión sincrética de los esclavos provenientes de África.

De acuerdo con Sun Caribbean, este espacio religioso fue mandado a construir por el Tesorero Real de la Colonia, Don Miguel de Pasamonte. Era una de las capillas más ricas de la ciudad pues todos los solares que le quedaban al oeste, en Jobo Bonito, le pertenecían.

Este templo representa la alarma tardía de la consciencia de Don Miguel, perfecto opresor económico, quien muere en Santo Domingo, en febrero de 1526 y por extraña coincidencia en el mismo periodo que muere en Montalván, Don Diego Colón, una de sus ilustres víctimas, quien no tuvo la oportunidad de disculparse ante la Corte de las infamantes acusaciones.

En el año 1740 se reedifica el templo con materiales sólidos.

Destruida por un terremoto en el 1751, fue enteramente reconstruida en el 1765 más amplia y fuerte, como es actualmente.

El llamado Código Negro Carolino, del 1796, dispuso que la Iglesia de San Miguel, fuera el local de todas las cofradías negras. La iglesia es una sencilla solución de nave única, levantada directamente sobre los límites de la vía pública y muy cerca de la muralla norte de la ciudad, colindante con el barrio de los canteros, de Santa Bárbara.

La nave está cubierta por una bóveda de cañón corrido de sección de medio punto rebajado. Consta de tres tramos, divididos por arcos de descarga, sostenidos por contrafuertes que se aprecian al exterior de las fachadas norte y sur.

Un detalle que se aprecia en la fachada es la espadaña que se desarrolla sobre uno de los contrafuertes del lado sur del templo.

La línea que limita verticalmente el edificio muestra los tramos rectos e inclinados de los contrafuertes y el arco rebajado de la forma curva de la nave.

Al sur se nota el portal realizado en ladrillo del inmueble correspondiente a la casa curial, anexa al salón del templo. En el interior podemos apreciar una imagen sobre pedestal representando a Jesús Pacientísimo en el Pretorio de Pilatos.

Aparentemente se trata de una talla de madera del siglo XVlll que enriquece el repertorio de arte sagrado del periodo colonial dominicano.

Parque María Trinidad Sánchez

Asimismo, podemos encontrar en esta comunidad el parque en honor a María Trinidad Sánchez, que fue construido en el año 1893. Conocida en sus inicios como “ Plazuela Pacificador”, cuyo título ostentó el presidente Ulises Heureaux. Más tarde en el 1899, el Ayuntamiento la denominó Plazuela Núñez de Cáceres en honor al iniciador de la Independencia en 1821 José Núñez de Cáceres.

La estatua de la heroína y mártir, obra del español Manolo Pascual, que da origen al actual nombre que posee el parque, fue en honor a las mujeres dominicanas, para de alguna forma motivar a las féminas a luchar contra la opresión y ser libres.

Este ambiente es visitado por decenas de personas diariamente, desde niños hasta ancianos, por su tranquila ubicación, donde el trásito es casi ausente, y existe una seguridad razonable que le da una sensación de paz a los que llegan a pasar un buen rato allí sentados.

Primera Iglesia Evangélica Dominicana

El barrio posee asimismo la Primera Iglesia Evangélica Dominicana, que fue erigida en el 1922, efectuando su primera asamblea constitutiva en la ciudad de San Pedro de Macorís. La misma surgió de un proyecto mancomunado de tres misiones norteamericanas: Metodista, Presbiteriana y Hermanos Unidos.

Hoy día es visitada por decenas de personas que siguen esta religión. Aunque no se mantiene abierta todo el día, debido a que no existe un representante oficial que siempre reciba a la gente, la comunidad acude con cierta regularidad y por sí misma efectúa su adoración. Desde finales de la primera década del siglo XX, algunas denominaciones protestantes de los Estados Unidos fijaron su mirada en nuestro país, por lo que decidieron aunar esfuerzos para llegar aquí y predicar el evangelio. Quisieron que la creciente iglesia estableciera su propio gobierno, con leyes y reglamentos surgidos como reflejo de las realidades y necesidades nacionales, autónomas e independientes, sin ataduras a concilios extranjeros, que elaborara sus propios pensamientos, a la luz del propio confrontamiento de las tradiciones reformadas protestante pero sobre todo de las Sagradas Escrituras. A través de su historia en el país, estos grupos han tenido cierta influencia social con la fundación de colegios y diversos centros educativos, así como una destacada participación de sus feligreses en iniciativas intelectuales y de salud. Ejemplos de esta influencia han sido los esposos Barney y Carol Morgan, fundadores el primero del antiguo Hospital Internacional y la segunda de un prestigioso colegio privado que actualmente lleva su nombre; Julio Postigo, reconocido librero e ideólogo de la Feria del Libro de Santo Domingo. También, la Iglesia Evangélica Dominicana fundó el Colegio Evangélico Central en 1958. De la Iglesia Evangélica Metodista Libre, Israel Brito Bruno fue fundador de cuatro colegios en Santo Domingo y la región norte del país. La Iglesia Metodista fundó el Instituto Evangélico, en Santiago de los Caballeros, en 1927.

 

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