Otro proceso electoral en la región en que el pueblo ejerce de manera cívica su derecho al voto, pero las instituciones electorales y la clase política parecen apostar al caos. Nos referimos a las elecciones realizadas el pasado 26 de noviembre en Honduras, donde el margen tan estrecho de votos entre las dos principales candidaturas, la caída del sistema de cómputos y las acusaciones de fraude por parte de la oposición, ha impedido que el órgano electoral declare a un ganador definitivo. Esta crisis electoral ha derivado en acciones de protestas que han cobrado la vida de varios ciudadanos en ese país.

Tanto la misión de observación de la OEA como de la Unión Europea han llamado la atención sobre las múltiples irregularidades en las elecciones hondureñas, indicando la necesidad de hacer una revisión de las más de 5 mil actas que han sido cuestionadas. Esta compleja situación, de no encontrarse una salida que cuente con el apoyo de las distintas agrupaciones políticas, tendrá graves consecuencias para la gobernabilidad democrática en Honduras. Lo que está pasando hoy en ese país, es el resultado directo de la crisis política del 2009 generada por el golpe de Estado al expresidente Manuel Zelaya y de la imposición de la reelección presidencial del actual presidente Juan Orlando Hernández.

Mucho se ha insistido en la necesidad de avanzar en América Latina y el Caribe hacia la realización de elecciones con integridad. Lo acontecido en Honduras, y otros países del área, indica que el proceso de reformas electorales iniciado en la región hace más de una década, ya se agotó. Si se mira a las elecciones hondureñas se comprobará que se dieron tres factores que explican la actual crisis poselectoral. El primero de ellos lo constituye la falta de confianza en el órgano electoral, debido a su absoluta dependencia partidaria, principalmente del partido oficial. El segundo tiene que ver con la incapacidad mostrada por los actores políticos para construir consensos sobre las principales reformas políticas y electorales pendientes desde hace años.

El tercer elemento que se puede establecer como una de las causas de los problemas electorales generados en Honduras, es el de la inadecuada aplicación de tecnología electoral. En el caso hondureño se automatizó la transmisión de las actas, sin la realización de pruebas suficientes, ni la adecuada capacitación del personal técnico. Cada uno de estos factores deberá ser tomado en cuenta en las elecciones dominicanas a realizarse en el año 2020, pues al final, se trata de generar una plena confianza de la ciudadanía en las instituciones electorales.

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