Uno de los desafíos más importantes que enfrentan los sistemas de salud de países como la República Dominicana es la creciente demanda de medicamentos de alto costo para el tratamiento de enfermedades catastróficas que ponen en la cuerda floja a las familias y al propio sistema.
Para ello, el asesor regional para América Latina y el Caribe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en aseguramiento de insumos de salud y sistemas de salud, Federico Tobar, propone la creación de un Seguro Nacional de Enfermedades Catastróficas, una idea que ya se aplica con éxito en Uruguay.
Durante una entrevista exclusiva con elCaribe, el experto argentino sugiere al país, que ya cuenta con un Programa de Medicamentos de Alto Costo, gestionado por el Ministerio de Salud, el cual ha logrado duplicar la cobertura beneficiando a más de 17 mil pacientes con la provisión de más de 96 medicamentos, la transición hacia un seguro gestionado por el Estado, cuyos fondos provendrían, por un lado, de la cápita de las Administradoras de Riesgos de Salud (ARS) y la otra parte, de fondos gubernamentales para subsidiar a los que no tienen aseguramiento.
“Por ejemplo, frente a la catástrofe de un cáncer de pulmón, todos los dominicanos tendrían acceso a las mismas tecnologías para el diagnóstico, los mismos modelos de tratamiento, las mismas clínicas u hospitales, los mismos medicamentos, sin importar si pertenecen al Senasa, si pertenecen a una ARS o cuántos están contribuyendo”, explica.
Asimismo, Tabar sugiere que el Estado sea el encargado de controlar a cada paciente, como una manera de evitar que haya abusos y riesgos con la prescripción de los medicamentos, y al mismo tiempo, reducir los costos al efectuar compras centralizadas que supondrían un ahorro del 75% sobre el costo que tendría la compra desde una ARS.
“La solución que lo hace más sostenible, es que desde el Estado se identifique el protocolo para el diagnóstico y tratamiento, es decir, que no se trate diferente a las personas que tienen la misma enfermedad, sino que todos los enfermos sean tratados iguales, que se identifiquen los tratamientos adecuados, que se acredite quiénes son los profesionales de la salud que pueden prescribir esos tratamientos, ya que no cualquiera está habilitado o preparado para hacer esto bien, y que la compra de los medicamentos se haga de forma centralizada para reducir costos”, sostiene.
Advierte que el país está a tiempo de evitar lo que ha ocurrido en otras naciones como Colombia, Brasil, Costa Rica o Argentina, en donde hay una “epidemia de judicialización”, que obliga a los sistemas de salud o los propios ministerios de Salud, a cubrir medicamentos muy caros a los pacientes.
“Esta es la mayor de las amenazas de todos los sistemas de salud, porque la medicina es víctima de su propia eficacia”, explica Tobar, quien explica que en los últimos años ha mejorado no solo la capacidad de diagnóstico para detectar las enfermedades “huérfanas o raras” y los distintos tipos de cáncer, sino también el arsenal terapéutico para darle respuesta, cuyo costo es cada vez mayor, impactando la economía de quien la padece.
Insiste en que en la medida que los países avancen en su desarrollo, en su transición demográfica, y aumente la esperanza de vida, el problema será mayor.
Dijo que otros retos del país son fortalecer el área de laboratorio y de regulación de la Dirección General de Medicamentos, Alimentos y Productos Sanitarios (Digemaps) para garantizar la intercambiabilidad de productos genéricos y fortalecer la prescripción de medicamentos en base a su nombre científico por denominación común internacional.
